Los paisajes en Costa Rica suelen estar repletos de vegetación, pero en esta ocasión, lo único visible era basura. Lily Cabezas se encontraba en una limpieza de playas en Puntarenas cuando se percató de que todos los desechos que recogía provenían de los mismos productos que ella consumía o que tenía en su hogar.
El panorama era desalentador, pero decidió tomarse una fotografía en medio de la basura y compartirla en sus redes sociales para mostrar el lado del país que no solemos ver. Pronto, esta imagen se volvió viral, y con ella creció su determinación de apoyar la causa ambientalista.
Luego de aquella limpieza de playas, Cabezas regresó a su hogar con la firme decisión de tomar una medida radical. Retiró el basurero de su casa y se comprometió a no volver a consumir artículos de plástico. Desde entonces ha formado una comunidad dedicada a concientizar sobre la protección ambiental, al ofrecer consejos para adoptar un estilo de vida sostenible.
“Pasé a ser una shopaholic que tenía más de 300 pares de zapatos en el clóset a decir suficiente, ¿cuáles vacíos emocionales estaba tratando de llenar y cuál es el costo? Porque no es un costo de la billetera, es un costo ambiental muy grande”, comentó la ambientalista y creadora de contenido en entrevista con La Nación.
Antes de convertirse en activista, la conexión de Lily con la naturaleza surgió como una manera de sanación personal. En 2017 se propuso subir el Chirripó y mientras entrenaba en distintos cerros para mejorar su condición, se enamoraba de la paz que ofrecía el entorno, aunque siempre encontraba basura en el camino. La recogía y depositaba en una bolsa, pero eso no era suficiente; decidió hacer más.
Cuanto más participaba en limpiezas de playas, más se motivaba a crear una causa más grande. Por ello fundó Green Heart, una organización sin fines de lucro que, además de educar sobre las repercusiones ambientales de los residuos, enseña qué es el cambio humano. Según explicó Cabezas, este concepto se refiere a la capacidad de los seres humanos para trabajar en equipo, ayudándose a sí mismos y al planeta.
Hacer brillar el “corazón verde” en las personas es parte de su propósito. Desde octubre de 2020, ella ha convocado a limpiezas de playas que han reunido a más de 200 personas para colaborar. Estas actividades comunitarias se realizan principalmente en playa Guacalillo y luego en Bajamar, ya que el río Tárcoles desemboca en esa zona, pero se ha expandido por distintas zonas del país.
“Todos somos parte de un ecosistema. ¿Qué puedo hacer para cuidarlo y cómo puedo aprender de lo que estoy observando? De la montaña, de los ríos, de cómo todo tiene una función perfecta (...). Si yo quiero ver un cambio en el mundo, ¿por dónde tengo que empezar?”, comentó la activista de 42 años, conocida como la “Guardiana de la Tierra” en redes sociales.
Además de participar en limpiezas de playas, Cabezas equilibra su tiempo entre cuatro trabajos: es gerente de proyectos a tiempo completo, dirige la fundación, crea contenido en su cuenta @lilycabezas y administra otras actividades comunales de bienestar, como reuniones de círculos para mujeres.
No tirar las cáscaras de frutas en la calle, ya que atraen hormigas y pueden causar un desequilibrio en la cadena alimentaria de la vida silvestre, es uno de los consejos divulgados por Cabezas, conocidos como “ecotips”.
Llevar tazas reutilizables cuando salimos de paseo, reducir el lavado de las prendas para disminuir la huella hídrica, reparar la ropa y optar por artículos de segunda mano también contribuyen a la protección del medio ambiente.
El propósito de estos “Ecotips” es demostrar que no es necesario realizar grandes cambios para tener un impacto en medio de la crisis climática; incluso las pequeñas acciones pueden generar efectos significativos.
Estas enseñanzas, que Lily comparte en sus redes sociales, son parte de un proceso que le ha permitido crear una comunidad de manera orgánica. Desde el inicio, sus valores fundamentales han sido la compasión y el amor, tanto por el planeta como por las personas que lo habitan.
A lo largo de este proceso, la escazuceña también ha contado con el apoyo de sus amigos y familiares, como su padre. Conocido en redes como “El Papá”, ha ganado el cariño de los seguidores al compartir sus historias mientras aprende con curiosidad hábitos como tomar agua o la jardinería.
Actualmente, Lily cuenta con seguidores de países como Venezuela, Colombia y España, quienes le han demostrado que el mensaje ambiental trasciende las fronteras de Latinoamérica. Esto le brinda esperanza, pues existe “una comunidad global que quiere cuidarse y cuidar el planeta”.
“Hemos pasado momentos difíciles, de mucha ansiedad, y hasta de cuestionarse si de verdad podemos hacer algo con contra el cambio climático. Mi invitación es a respirar un poco más lento, a pausar más a menudo y acordarnos que no estamos solos (...). Nosotros podemos ser ese cambio que queremos ver en el mundo”, finalizó.