La corrupción parece ser una característica infaltable en muchas sociedades a nivel global, que quita la confianza en las instituciones y perjudica el desarrollo de los países.
En América Latina, este es un fenómeno persistente, que se manifiesta en diversas formas, desde pequeñas hasta grandes redes de corrupción que involucran a funcionarios públicos y empresas privadas.
A pesar de los esfuerzos de diversos gobiernos y organizaciones internacionales para combatirla, la corrupción sigue siendo un problema complejo en muchos países latinoamericanos.
El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de 2023 realizado por organización Transparency International clasificó a 180 países y territorios de todo el mundo según sus niveles percibidos de corrupción en el sector público, con una puntuación de 0 (altamente corrupto) a 100 (muy limpio).
1 | Uruguay | 73 puntos |
2 | Chile | 66 puntos |
3 | Costa Rica | 55 puntos |
4 | Cuba | 42 puntos |
5 | Colombia | 40 puntos |
6 | Argentina | 37 puntos |
7 | Brasil | 36 puntos |
8 | República Dominicana | 35 puntos |
9 | Panamá | 35 puntos |
10 | Ecuador | 34 puntos |
11 | Perú | 33 puntos |
12 | El Salvador | 31 puntos |
13 | México | 31 puntos |
14 | Bolivia | 29 puntos |
15 | Paraguay | 28 puntos |
16 | Guatemala | 23 puntos |
17 | Honduras | 23 puntos |
18 | Haití | 17 puntos |
19 | Nicaragua | 17 puntos |
20 | Venezuela | 13 puntos |
"Tanto los líderes autoritarios como los democráticos están socavando la justicia. Esto está aumentando la impunidad de la corrupción, e incluso fomentándola al eliminar las consecuencias para los criminales", explica la Organización en su sitio web.
"Donde la corrupción es la norma, las personas vulnerables tienen restringido el acceso a la justicia, mientras que los ricos y poderosos capturan sistemas de justicia enteros, a expensas del bien común", concluye la Organización de Transparencia Internacional.