La asociación de fabricantes de automóviles china (CAAM) ha emitido un comunicado en el que se muestra firmemente en contra de la revisión de los aranceles al coche eléctrico chino. Las nuevas tasas son un poco menos severas que las originalmente propuestas y que entraron en vigor, de manera provisional, el pasado 4 de julio. Sin embargo, el borrador parece que es un paso hacia que estas tasas se conviertan en definitivas en noviembre –algo que puede ocurrir si no se llega a un acuerdo entre Bruselas y Pekín o si se oponen los países miembros, algo que parece improbable–. La organización afirma que los aranceles conllevan «riesgos enormes e incertidumbre» para las operaciones e inversiones de las empresas chinas en la Unión Europea, insinuando que algunas de las marcas que están buscando localizaciones para sus fábricas puedan dar marcha atrás a sus planes. BYD, el mayor fabricante de vehículos de China, ha sido abierta con sus intenciones de construir una planta en Hungría y Zeekr, del Grupo Geely, también se ha mostrado favorable de hacerlo para evitar los costes adicionales de importación. Desde la CAAM afirman que la decisión de Bruselas «tendrá un efecto adverso severo en el desarrollo de la industria automotriz europea» y que reducirá las oportunidades de empleo, así como el desarrollo de la movilidad sostenible. Las nuevas tasas son una reducción generalizada de alrededor de un punto porcentual. BYD pasaría a tener un 27%, Geely un 29% y SAIC, un 46,3%. El Grupo BMW, a través de su joint venture, recibirá un 31,3% para su Mini eléctrico y Tesla, que originalmente se enfrentaba a un 30,8% ahora se quedará en un 19%.
