En pleno repunte de llegadas en Canarias –y también, a pesar de la cooperación con Marruecos, en Ceuta–, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, retoma hoy su agenda internacional con una visita de tres días a Mauritania, Gambia y Senegal con el objetivo de lograr ayuda de las autoridades locales para contener la presión migratoria al alza en la ruta atlántica.
No es la primera vez en el año que Sánchez visita Mauritania, país convertido en los últimos meses en el primer punto de salida de cayucos con destino al archipiélago canario. En febrero pasado, el presidente del Gobierno estuvo en Nuakchot acompañado de la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen en una visita que concluyó con la promesa por parte de las autoridades comunitarias y españolas de ayudas e inversión conjuntas por valor de 510 millones de euros. A juzgar por las cifras en los últimos meses, el objetivo de frenar las salidas de migrantes desde las costas mauritanas a cambio de ayuda no se ha logrado.
«Nuestro presidente regresa a Mauritania seis meses después de fracasar en su anterior viaje acompañado por la presidenta de la Comisión Europea», recuerda a LA RAZÓN el consultor especializado en políticas migratorias José Carlos Cabrera Medina.
«Aquel viaje se pretendía que sirviera para colaborar en la lucha contra la migración irregular, y acabó convertido en una subasta, se empezó con 200 millones y se acabó en más de 510, con el resultado que ya sabemos: las llegadas de migrantes a Canarias han aumentado un 126 por ciento», recuerda el consultor.
En la misma línea, a juicio del profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Granada y especialista en política mauritana Juan Antonio Macías Amoretti, los acuerdos firmados con la UE y España «no han dado hasta ahora el resultado previsto para España en cuanto a la pretendida reducción del caudal migratorio hacia Canarias, procedente principalmente de Mauritania, lo que puede deberse al ínterin en la configuración del nuevo gobierno mauritano, o bien a la espera de los recursos comprometidos».
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La gira africana de Sánchez –que se produce días después de acceder a reunirse con el presidente canario Fernando Clavijo tras días de insistencia por parte del líder autonómico– continuará en Gambia y Senegal, donde, según Moncloa, el presidente del Gobierno se reunirá con sus respectivos presidentes a fin de reforzar la cooperación en materia migratoria.
En el caso de Mauritania, Sánchez volverá a verse con Mohamed Ould Ghazouani, que tomó nuevamente posesión del cargo de jefe de Estado el 1 de agosto tras la celebración de elecciones presidenciales.
En el de Senegal, el país de África occidental cuenta con un nuevo y joven presidente desde comienzos del pasado mes de abril, Bassirou Diomaye Faye, y tras meses de protestas, primero por la disolución del principal partido de la oposición por parte de la anterior administración y después por el aplazamiento de la fecha de las elecciones. La colaboración con las fuerzas de seguridad senegalesas ha permitido controlar las rutas migratorias desde este país, que batieron récords en 2023.
El escenario regional no invita al optimismo. La crisis alimentaria que vive África occidental y saheliana –derivada de la subida de los precios de las materias primas en los dos últimos años–, unida a la inestabilidad política y violencia –los grupos armados, incluidos los yihadistas, ganan terreno en detrimento de los Estados–, auguran un final de verano y otoño, los momentos más propicios del año, de presión migratoria al alza.
Por nacionalidades, los malienses, que escapan de un país asolado por la hambruna y la violencia, son el primer grupo, aunque llegan a las costas del archipiélago español ciudadanos mauritanos, marroquíes, gambianos, guineanos, argelinos o sudaneses entre otros países de origen.
La ruta atlántica representa más del 70% de las llegadas irregulares de migrantes a territorio español. Según la ONG Caminando Fronteras, la ruta con destino Canarias, la más mortífera del mundo en estos momentos, costó la vida el año pasado a más de 6.600 personas.
[[QUOTE:PULL|||«Llega tras fracasar en su anterior viaje, que se convirtió en una subasta», lamenta un experto]]
Previsiblemente, la visita africana de Sánchez servirá para poner sobre la mesa otros asuntos vinculados al de la lucha contra la migración irregular. No en vano, la llegada masiva de migrantes a las costas de Canarias coincide con otro repunte: el de la solicitud de protección internacional por parte de ciudadanos mauritanos a su llegada al aeropuerto internacional de Barajas en escalas de vuelos con destino a países de América Latina.
Lejos de las situaciones de colapso registradas en otros momentos del año en el aeropuerto de la capital de España, en las últimas fechas las autoridades españolas han registrado un incremento de solicitudes de asilo. Aunque los sindicatos policiales demandan la exigencia de visados de tránsito aeroportuario a ciudadanos mauritanos, las autoridades españolas han evitado hasta ahora imponer la medida.
Por último, el consultor José Carlos Cabrera Medina espera que el presidente del Gobierno esgrima ante las autoridades de Gambia, el país más pequeño de África occidental, el problema de la certificación de pasaportes por parte de nacionales llegados irregularmente a España: «Muchos jóvenes gambianos se presentan como mayores de edad al llegar a Canarias y luego muestran pasaportes de dudosa validez para declararse menores y ser tratados como tales, lo que les puede servir para adquirir de manera más rápida la regularización administrativa, en los lugares adonde son posteriormente destinados».
