Intentamos desentrañar cómo el estilo audaz y desafiante de 'Brat', el último disco de Charli xcx, ha conquistado el mundo y ha sido rápidamente absorbido por la cultura de masas hasta su inevitable agotamiento
De la 'manosfera' a las 'tradwifes': cómo el contenido ultraconservador se ha convertido en negocio
Este es el clásico artículo que debería comenzar con eso de “a no ser que hayan vivido debajo de una piedra durante los últimos meses”, porque no sería ninguna locura asumir que casi todos los lectores de esta pieza, aunque no tengan muy claro de dónde viene, probablemente han escuchado hablar de “lo brat” o, al menos, habrán advertido una presencia mayor de la habitual de cierto tono de color verde lima (en concreto el Pantone 375c).
Dicho esto, para la supuesta minoría que no sepa de qué hablamos, lo resumiremos en pocas palabras. El lanzamiento del último disco de la cantante británica Charli xcx, titulado Brat, ha tenido un enorme impacto cultural –posiblemente inesperado incluso para la propia artista– que lo ha llevado a estar presente hasta en la campaña electoral con más relevancia mediática internacional.
La filosofía subyacente en el disco, de la que hablaremos a continuación, se ha traducido en una tendencia que ha acabado bautizando el verano del 2024, que llevará para siempre el nombre de Brat Summer, y que tendrá un color, una actitud y una estética muy concretos. Aunque, al igual que la estación, parece enfrentarse ya a su ocaso.
En este artículo nos hemos propuesto explicar la cronología de este curioso fenómeno hasta el día de hoy, deteniéndonos especialmente en cómo los medios y la sociedad en general se han lanzado sobre la tendencia y la han recolectado, cortado en juliana, cocinado y digerido en cuestión de solo unos meses. Convirtiendo una actitud y una estética que en febrero de este año era la cumbre de lo cool, en un lugar común pasadísimo de moda.
“Estoy aburrida, así que aquí está la nueva canción :)”, estas sencillas palabras, escritas en un vídeo publicado en TikTok el 3 de febrero de este año, son el “érase una vez” de toda esta historia. En las imágenes vemos a Charli tirada en un sofá y vestida de domingo por la tarde, mientras suenan veintidós segundos de su canción Von dutch, una de las que acabaría formando parte de Brat.
Vista con perspectiva, la actitud de la cantante en ese vídeo ya anunciaba lo que vendría después. Charli, con los ojos en blanco y la lengua fuera, parece querer expresarnos un aburrimiento mortal. A la vez, no puede verse más elegante y relajada, pavoneándose ante la cámara mientras canta “soy tu número uno”.
Ese breve vídeo era absolutamente “brat”, un concepto escurridizo y que puede costar entender a personas que rebasan cierta fecha de nacimiento en su DNI, pero que nos podríamos atrever a ultrarresumir —desde la humildad— como una actitud audaz, sexy, segura de sí misma, empoderada y algo desafiante (especialmente hacia la masculinidad más tradicional), pero que también esconde un lado sensible. En la moda se traduce por un estilo atrevido, con ecos Y2K, colores vibrantes (como el verde brat, claro) y accesorios locos de todo tipo. Lo brat destila independencia, inteligencia, ironía, nostalgia y cero temor a destacar entre la multitud.
Aquel vídeo de TikTok supuso toda una perturbación en el ecosistema mental de los fans de Charli xcx, que reprodujeron la pieza más de un millón de veces y utilizaron su música en multitud de vídeos en la plataforma china. Un hype que alcanzó dimensiones planetarias cuando se celebró, solo unos días después, el 22 de febrero, la fiesta Boiler Room & Charli xcx Presents: PARTYGIRL, un evento que batió el récord de peticiones de asistencia de Boiler Room y que probablemente, aunque no lo podamos comprobar, también incrementó los niveles internacionales de FOMO hasta cotas nunca alcanzadas.
Por la nave industrial del distrito de Bushwick (Nueva York) donde se celebró la sesión pasaron celebridades como Addison Rae, Julia Fox, A.G. Cook y George Daniel, creando un momento icónico en el que se presentaron varias de las canciones que acabarían estando en Brat.
Solo seis días después, el 28 de febrero, Charli reveló la portada del álbum. El cuadrado verde lima con el texto “brat” borroso y escrito en Arial negra que, aunque no fue ajeno a algunas críticas –“¿se les ha acabado el presupuesto cuando ha llegado la hora de hacer la portada?”–, pronto hipnotizó a un grupo creciente de personas. De repente, detectar el 'verde brat' a nuestro alrededor, y señalarlo, se convirtió, por arte de magia, en la demostración de que se estaba en la onda.
Nos podríamos atrever a resumir lo 'brat' como una actitud audaz, sexy, segura de sí misma, empoderada y algo desafiante (especialmente hacia la masculinidad más tradicional), pero que también esconde un lado sensible
La música también ayudó, claro. Varias canciones fueron desvelándose poco a poco hasta el lanzamiento definitivo del disco el 7 de junio de este año. Todas eran un auténtico bombazo pop y la crítica se disolvió en elogios hacia el disco. Por ejemplo, Laura Snapes de The Guardian le otorgó un sólido 10 y escribió: “Más allá del glamour decadente, los bajos potentes y las bromas internas de 'it-girl', el sexto álbum de la visionaria británica es una obra maestra que describe cómo tener una personalidad fuerte puede ayudarnos en la vida moderna”. Además, la gente se puso a bailar como loca.
Los vídeos musicales y sus correspondientes cortes para redes sociales ayudaron a difundir la buena nueva de lo brat. En el vídeo de Von Dutch vemos a una Charli poderosa en un aeropuerto que literalmente le pega una paliza al espectador. Por su parte, el de 360, es un auténtico “quién es quién” de las estrellas más cool de la era digital. En él aparecen Chloë Sevigny, Julia Fox, Chloe Cherry, Gabbriette, Rachel Sennott, Emma Chamberlain, Alex Consani, Isamaya Ffrench, Salem Mitchell, Hari Nef o Richie Shazam, entre otras, todas chorreando genuina actitud brat.
Decenas de gurús de Internet y de 'lo viral' han formulado –una vez que todo ha pasado, claro– sus propias teorías sobre cómo se gestó el impacto de Brat en la cultura de masas. En realidad, nadie tiene realmente mucha idea al respecto, pero el hecho es que la fama de Charli y de Brat siguió creciendo y creciendo y comenzó a llegar a nuevos públicos más amplios durante los meses de mayo, junio y julio. Las cosas se volvieron un poco extrañas a partir de entonces.
RIP BRAT (2024-2024)
“Por mi trabajo tengo que estar pendiente de lo que está pasando en Internet, de los trends, formatos y memes que más están circulando”, explica Paula Pardo, creativa en una agencia de publicidad de ámbito nacional. “Es increíble la velocidad a la que la mayoría de ellos se desgastan. En cuestión de tres o cuatro días una tendencia puede haber sido engullida, desplazada o sustituida por otras cinco. Es agotador”.
“En el futuro, todos seremos mundialmente famosos durante 15 minutos”, decía Andy Warhol, y su predicción parece que está cada vez más cerca de cumplirse, aunque en un sentido algo diferente a lo que él pensaba. Hoy en día las modas, las canciones, los estilos, se suceden a un ritmo tan vertiginoso que ni siquiera quienes están más atentos –algunos profesionalmente, como comenta Pardo–, pueden seguir el ritmo.
En cuestión de tres o cuatro días una tendencia puede haber sido engullida, desplazada o sustituida por otras cinco. Es agotador
Y parece que lo brat tampoco ha sido una excepción. Su extensión entre amplias capas de la sociedad ha sido su ruina. Por supuesto que seguiremos bailando la música de Charli xcx durante una buena temporada —de hecho, su gira mundial todavía no ha empezado—, pero todo lo que se ha generado a su alrededor muestra claros signos de fatiga.
Parece claro que el principio del fin de esta determinada tendencia fue un tuit de la propia Charli publicado un día después de la renuncia a la candidatura presidencial de Joe Biden para las próximas elecciones de Estados Unidos. Kamala Harris fue escogida como su sustituta y Charli, en medio de la discusión entre sus fans y los medios de lo que era brat y lo que no, escribió en la red propiedad de Elon Musk: “Kamala ES brat”.
Al Partido Demócrata estadounidense se le abrieron las puertas del cielo. ¿Asociarse con la estrella del pop más en alza del momento? ¡Claro que sí! Rápidamente, el equipo de Kamala tuneó la cuenta de Twitter de su campaña con el color verde brat y con el texto “kamala hq” en Arial negra. Otras figuras del partido compartieron también contenido relacionado, los memes basados en la portada de Brat comenzaron a aparecer por todas partes y la Asociación Democrática de Vicegobernadores puso a la venta merchandising oficial para recaudar fondos para la campaña de inspiración brat. ¿Qué tenía que ver todo esto con la idea inicial de la tendencia? Más bien poco.
Por otro lado, la popularidad de la tendencia hizo que muchas marcas también le echaran el ojo y comenzaran a reciclarla para sus propias campañas. “Las marcas, ante la necesidad de ser relevantes, suelen preocuparse mucho por saber de lo que se está hablando, cuál es el último chiste o el último meme en redes sociales”, explica Pardo. “Una vez que lo saben, generan contenido relacionado con esas tendencias y suelen conseguir relevancia, ya que los propios algoritmos les premian por seguir un trend, usar cierta canción o cierto formato. La paradoja es que el propio hecho de que las marcas sigan esa tendencia la desgasta y la arruina”.
Cuando Charli xcx tuiteó 'Kamala ES brat', al Partido Demócrata estadounidense se le abrieron las puertas del cielo. ¿Asociarse con la estrella pop del momento? El equipo tuneó la cuenta de Twitter de su campaña siguiendo la estética 'brat
Es posible que hayan visto algún ejemplo de todo esto en sus redes sociales. Publicaciones de marcas que nada o poco tienen que ver con lo transgresor, como un banco o una marca de salchichas. “Cuando Kamala Harris, cuando las marcas, cuando los bancos, intentan utilizar los códigos de lo brat, estos pierden su sentido inicial”, explica Pardo. “Ya no son una especie de contraseña para identificarte entre los tuyos. Si todo el mundo lo comparte, pierde relevancia y los insiders se van a otra cosa”. El caso es similar a cuando hace unos meses términos como “servir coño” o “PEC” comenzaron a ser explicados en los magazines de tarde de la televisión. Automáticamente pasaron de moda.
Nos parezca bien o no, cuando las modas, sean del tipo que sean, llegan al gran público y comienzan a ser conocidas por personas que no acaban de comprender exactamente de qué va la cosa, pierden su sentido original y dejan de ser atractivas para los seguidores originales. Y esto es exactamente lo que ha pasado con el Brat Summer. Su propia popularidad ha acabado con él.
Las marcas luchan por capitalizar nuestra atención y poder monetizarla, poder colarnos sus anuncios, su discurso, etcétera. La forma de conseguirlo es apuntándose a los 'trends', con lo que los agotan
Pardo, sin embargo, no ve esto como algo excepcional, sino como el resultado del estado actual de las cosas. “El motivo último de que las tendencias caduquen tan pronto es que nuestra atención es la moneda de cambio en las redes sociales”, asegura. “Por un lado, las marcas luchan por capitalizar nuestra atención y poder monetizarla, poder colarnos sus anuncios, su discurso, etcétera. La forma de conseguirlo es apuntándose a los trends, con lo que los agotan. Por su parte, las plataformas también promocionan las tendencias que mejor funcionan porque creen que así van a enganchar aún más a los usuarios y que los creadores van a generar más contenido, alimentando así su ciclo empresarial. Esto mismo es lo que ha pasado en esta ocasión”, sentencia.
El Brat Summer, pues, parece que ha llegado a su fin. Incluso, según se apuntó en un artículo de la revista Dazed, tuvo hasta su propio funeral. A principios de agosto, Charli xcx celebró su trigésimo segundo cumpleaños con una fiesta –que en sí misma fue otro evento icónico–, a la que acudieron multitud de celebridades como Lorde, Anya Taylor-Joy, Billie Eilish o Nelly Furtado, entre otras. También Rosalía, cuyo regalo, un ramo de calas negras en las que se habían sustituido los pistilos por cigarrillos, funcionó como última ofrenda funeraria de la tendencia. Un final que no puede ser más brat.