Durante años, una empresa china ha dominado uno de los sectores más lucrativos del universo de las criptomonedas. Las crecientes tensiones políticas y la perspectiva de que Donald Trump retome la Casa Blanca plantean una amenaza sin precedentes para ese reinado.
Bitmain Technologies, con sede en China, tiene una participación del 90 por ciento del mercado de computadoras que se utilizan para minar Bitcoin. Un cliente importante la compara con el productor de diamantes De Beers en su apogeo: tan poderosa que puede dictar los precios globales simplemente ajustando la producción de sus máquinas.
Pero ahora que el expresidente y halcón chino Trump ha dicho que quiere que el bitcoin se “mine, acuñe y fabrique” en Estados Unidos, los rivales emergentes ven una oportunidad de arrebatarle finalmente el negocio a Bitmain. Algunos se están apoyando firmemente en la narrativa de que los mineros harían bien en diversificar su oferta para protegerse del riesgo geopolítico.
La retórica de Trump se suma a un ambiente político que ya está empeorando para Bitmain en Estados Unidos, donde actualmente se extrae la mayor parte de Bitcoin y aumentan las preocupaciones de que el equipo pueda usarse para espiar.
Hay muchas razones por las cuales Trump podría “querer desafiar un escenario donde hay una sola compañía dominante que es una compañía china en este espacio”, incluidas preocupaciones de seguridad nacional, dijo Rajiv Khemani, director ejecutivo de la startup Auradine con sede en California, un rival de Bitmain.
La nueva dinámica ya se está manifestando en el mercado. En julio, Core Scientific, una empresa minera de bitcoins con sede en Austin (Texas), rompió con la tradición y anunció un pedido de una unidad de Block de Jack Dorsey, a pesar de que Bitmain es uno de sus mayores inversores.
Auradine, con sede en California, recaudó 80 millones de dólares en abril y envió sus primeras máquinas de minería a fines de julio. Entre sus accionistas se encuentra Marathon Digital Holdings, uno de los clientes más importantes de Bitmain.
Cuando alguien “mina” un Bitcoin, lo que en realidad está haciendo es utilizar equipos informáticos especializados para resolver un problema matemático enormemente complicado. Para lograrlo, las máquinas (conocidas coloquialmente como “rigs”) utilizan básicamente la fuerza bruta al lanzar billones de intentos por segundo para resolver el problema. Cada intento exitoso ayuda a mantener la cadena de bloques y se recompensa con Bitcoin.
Utilizando una analogía con los automóviles, las plataformas mineras son como los autos de carreras: inmensamente potentes y construidas para un propósito muy específico. También consumen mucha energía: representaron aproximadamente el 0.6 por ciento del consumo mundial de electricidad el año pasado, según el Centro de Finanzas Alternativas de Cambridge.
Como resultado, la economía de la minería de Bitcoin se reduce en gran medida al precio del token, el acceso a electricidad barata y tener las plataformas más eficientes.
Bitmain fue fundada en 2013 por Micree Zhan y Jihan Wu, según un prospecto de 2018 para una cotización en Hong Kong que posteriormente fue cancelada. La página de LinkedIn de la empresa dice que tiene su sede en Pekín.
Desde sus inicios, Bitmain se distinguió por ofrecer máquinas potentes y confiables, y luego por actualizar constantemente sus exclusivos Antminers para mantenerse por delante de la competencia.
“Cuando lanzan una nueva máquina, se restablece la dinámica competitiva en el mercado”, afirmó Fred Thiel, director ejecutivo de Marathon Digital. “Las personas que tienen acceso a ella obtienen una ventaja competitiva inmediata”.
Según un distribuidor, hace años Bitmain trasladó parte de su producción de China al sudeste asiático para evitar la amenaza de los aranceles. En 2018, Trump impuso aranceles a los productos electrónicos y otros bienes importados de China.
La empresa no tiene actualmente ninguna planta de fabricación en Estados Unidos, según han dicho cuatro personas con conocimiento del asunto, que han pedido no ser identificadas para no poner en peligro las relaciones comerciales. Tiene líneas de producción en Indonesia, Malasia y Tailandia, según Taras Kulyk, director ejecutivo de Synteq Digital, un distribuidor de equipos Bitmain.
Pero incluso los cambios en la producción y el foso competitivo que Bitmain construyó a su alrededor pueden no ser suficientes para protegerlo en una era de mayor competencia y relaciones agrias entre las dos principales superpotencias.
El traslado de la minería de bitcoin a Estados Unidos (después de que China la prohibiera) coincidió con la intensificación de los esfuerzos de Estados Unidos por impedir que su rival geopolítico obtenga los equipos informáticos más avanzados, como los chips que se utilizan para alimentar la inteligencia artificial. Esta lucha por la supremacía de los chips está afectando a cadenas de suministro enteras y está generando un mayor escrutinio sobre quién está extrayendo criptomonedas en suelo estadounidense y de dónde proviene el hardware.
En mayo, el presidente Joe Biden ordenó a una empresa china de minería de Bitcoin llamada MineOne que desalojara y vendiera una propiedad de 12 acres cerca de Cheyenne, Wyoming.
Una de las razones fue la presencia de “equipos especializados y de origen extranjero” utilizados para minar criptomonedas, pero “potencialmente capaces de facilitar actividades de vigilancia y espionaje”, dijo el Comité de Inversión Extranjera en Estados Unidos en una declaración en ese momento.