El césped artificial, si bien hasta hace pocos años era la opción más popular para colocar en el jardín, cada vez se está ganando más detractores. Aunque muchas marcas ya lo fabrican con caucho de antiguas ruedas de automóvil y otros materiales reciclados, no es la elección más ecológica y, por lo que está demostrando el tiempo, tampoco la más eficiente.
Sí, es cierto que puede resultar muy cómodo no tener más que aspirar la moqueta de césped artificial de vez en cuando, pero no aporta ningún frescor. Guarda tanto calor solar como el asfalto de la carretera, que ahora cuando uno sale a dar un paseo nocturno de verano, ésta le devuelve un desagradable aliento caliente con olor a alquitrán.
Vemos cómo la moda está cambiando, no solo por razones estéticas sino también prácticas, a utilizar plantas 'de carne y hueso', es decir, naturales, que si bien necesitan de más atención, aportan mayor humedad y ayudan a rebajar las fuertes temperaturas en el jardín. Tienen sus pros y sus contras, pero hoy te contaremos cuáles son las mejores alternativas al césped artificial.
Para las personas que sean alérgicas al polen o a cierta clase de vegetales, la opción por la que deberían optar debería seguir siendo la artificial. Para el resto, una preocupación grande es tanto el consumo de agua como que las plantas puedan atraer insectos. Lo cierto es que las moquetas de plástico acaban siendo igualmente un foco de 'bichos', sobre todo por los restos de comida que acaba albergando.
Puede ser cierto que las plantas requieran de algo más de cuidado que una moqueta de hierba falsa, pero existen algunas opciones que casi no requieren de riego ni de mantenimiento. Además, uno de los fines para los que se construían jardines siempre fue para tener un entretenimiento pacífico y tranquilo en el que invertir algo de tiempo y relajarse dándole mimo.
Esta especie de nombre tan divertido se ha vuelto la alternativa más popular como planta para cubrir el suelo del jardín en España. Tiene hojas pequeñas y redondeadas de un verde claro muy agradable. Además, forma capas bastante frondosas, perfectas para tapizar áreas extensas de exterior.
Soporta muy bien el sol directo y fuerte, y también aguanta la sombra, aunque siempre se recomienda que se coloque donde le puedan llegar varias horas de luz al día. Puede sobrevivir hasta los -5ºC, por lo que en muchas partes de España no se moriría al llegar el invierno. Además, necesita poco agua y puede crecer en muchos tipos de suelo, no precisa casi de abono.
Por contra, crece en condiciones muy similares a las de las gramíneas, por lo que algunas veces se verá cómo éstas intentan invadir su espacio, y habrá que arrancarlas periódicamente. Una de sus mayores desventajas es que se necesita un buen drenaje, porque si la planta se encharca lo más probable es que acabe muriendo muy rápidamente, por eso es buena para climas menos húmedos.
Aunque es más conocida por su uso para tapizar fachadas, esta planta también puede servir a la perfección para hacerla crecer a ras de suelo. Es muy resistente tanto al frío como al calor, y sus hojas más o menos duras permiten que se puedan pisar sin dañarlas. Lo malo es que debe ser regada con regularidad, pero para aquel al que le guste tener un cuidado del jardín, es una gran opción.
Se asemeja a una 'bola' de césped, y es muy ornamental. Crece bien en terrenos secos, no necesita de mucha agua para sobrevivir y resiste temperaturas extremas, tanto por arriba como por abajo. Sin embargo, tiene algunas pegas considerables. La principal es que no soporta tan bien que la pisemos regularmente, debe colocarse solo si no se frecuenta mucho ese camino. Está más pensada para la decoración que para ser funcional, pero para aquellas personas que solo buscan que 'haga bonito', es idónea.