Ubicado en el sudeste de la provincia de Córdoba, en plena comarca de las Sierras Subbéticas, se encuentra el pintoresco municipio de Priego de Córdoba . Esta localidad andaluza, inmersa en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas , destaca por su belleza arquitectónica y natural . Una región caracterizada por sus elevadas formaciones calizas y sus valles repletos de encinares, quejigales y álamos blancos que bordean los arroyos. La agricultura local se centra principalmente en el cultivo del olivo , una tradición que ha marcado profundamente la identidad y economía de la zona. Priego de Córdoba tiene una rica historia que se remonta a la época romana, siendo posible que se estableciera aquí la antigua ciudad de Baxo o Bago . Durante el siglo IX, la ciudad se convirtió en la capital de una cora musulmana, participando activamente en los levantamientos de Omar Ben Hafsún. Posteriormente, pasó a formar parte del Reino Zirita de Granada hasta su reconquista por Fernando III en 1226. En 1245, fue donada a la Orden de Calatrava y más tarde, en 1341, Alfonso XI consolidó su control, otorgando privilegios a la localidad. Con el tiempo, Priego se convirtió en un Señorío de la Casa de Aguilar , y en el siglo XVIII se integró en el marquesado de Medinaceli , floreciendo como un centro económico y cultural, especialmente durante su auge en la industria sericícola. Uno de los mayores atractivos de Priego es el Barrio de la Villa , un intrincado laberinto de callejuelas que refleja su herencia musulmana. Sus casas blancas, adornadas con macetas llenas de geranios, y las ventanas con rejas forjadas, crean un ambiente típico andaluz en el que te perderás caminando por sus calles. En el corazón de este laberinto se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción , cuya capilla del Sagrario es una de las máximas expresiones del barroco español. La arquitectura de Priego está profundamente marcada por este estilo, visible en numerosos edificios religiosos y civiles que datan del siglo XVIII. Entre ellos destacan la Iglesia de San Francisco, el convento de San Juan de Dios, y la Fuente del Rey , un conjunto escultórico que deslumbra con sus 139 caños y sus figuras mitológicas. Otro punto de interés es el Castillo de Priego , una fortaleza medieval restaurada que domina el paisaje urbano. Con seis torres, incluyendo la imponente torre Gorda, el castillo ofrece una vista panorámica espectacular de la ciudad y sus alrededores. Este castillo, que fue clave durante la época medieval, se ha convertido en un símbolo de la historia de la región. Cerca del castillo se encuentran las Carnicerías Reales , un edificio renacentista construido en 1576, que servía como matadero y mercado de carnes. Su arquitectura sólida y su impresionante escalera de caracol son un testimonio del esplendor económico que Priego vivió en el pasado. Además, los paseos por la Carrera de Álvarez y la calle del Río ofrecen una lección visual sobre el barroco andaluz, con sus fachadas ornamentadas y detalles de rejería. Priego no solo es un deleite para los amantes de la historia y la arquitectura, sino también para los entusiastas de la naturaleza. El Parque Natural de las Sierras Subbéticas , con sus paisajes escarpados y su flora variada, es una excelente alternativa para los amantes del senderismo y la exploración. Desde bosques de encinas y quejigos hasta áreas de olivar, la interacción humana con el entorno natural ha moldeado un paisaje único y lleno de vida. La gastronomía de Priego es otro de sus grandes atractivos . El aceite de oliva virgen extra, conocido localmente como «el mejor AOVE del mundo» , es un producto de excelencia que se puede degustar en los platos típicos de la región, como el salmorejo, el remojón (ensalada de naranja con bacalao) y el rabo de toro. Este «oro verde» es el alma de la cocina local y se puede descubrir en los numerosos restaurantes del pueblo o en catas organizadas por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Priego de Córdoba . Priego de Córdoba es un destino que fusiona historia, cultura y naturaleza de manera magistral. Sus calles floridas y su impresionante patrimonio arquitectónico lo convierten en un lugar que parece salido de una postal. Es un rincón de Andalucía que no puedes dejar de visitar.