Cuarenta años en el DNI y veinte en el carné de profesional. Dos décadas como matador de toros, una carrera escrita con renglones de sangre y fuego desde aquellos primeros diez años que prácticamente firmó inédito hasta que un Datilero de Miura lo subió al vagón de la gloria del que sigue sin bajarse este Manuel Escribano que ayer festejó con entrega y enorme esfuerzo este cumpleaños torero. Una corrida organizada por el propio matador para reivindicar un año especialmente importante para él, que tuvo su momento más destacado con aquella heróica tarde en la Maestranza y su punto álgido ayer, en una tierra con la que guarda vínculos familiares, lidiando seis toros de distintas ganaderías g aditanas, todos presentados...
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