El dúo que formaban Sonia y Selena no nos descubrió nada nuevo, pero pusieron en canción algo que ya todo el mundo sabía, que "cuando llega el calor, los chicos se enamoran". Y si algo tiene esta estación es música, magia y muchas mariposas revoloteando por el estómago, o las hormonas disparadas, o como se quiera mirar, pero el caso es que en verano, sí, nos enamoramos más.
El problema viene después, cuando llega septiembre y trae de vuelta las responsabilidades, haciéndonos volver al ritmo de vida normal, sacándonos del idilio veraniego y, desgraciadamente, cortando el embrujo del amor en muchas relaciones. La llama de amor viva de muchas de estas parejas estivales está hecha de fuego fatuo, que da llama sin llegar a arder del todo.
Algunos amores de verano acaban siendo también amores de otoño, invierno, primavera y hasta para toda la vida, pero una gran parte de ellos dura tanto o menos que solsticio a equinoccio. Otros, como el que tenía Carlitos Alcántara con Julia en 'Cuéntame', son amores de verano recurrentes, que se dan todos los años, pero acotados en estas fechas, como si la reacción química entre la pareja solo fuese estable a más de 30ºC.
Las más de las veces, los amores de verano acaban muriendo porque no saben adaptarse a las nuevas condiciones de la vida cotidiana, con lo que la llama se apaga y la relación se hace incompatible. Para todas aquellas personas que han conocido a alguien este verano 2024 y quieren intentar seguir juntos durante los próximos meses, pero no saben cómo, hoy les traemos una serie de consejos para que su amor dure las cuatro estaciones.
Si las dos partes han llegado al acuerdo de seguir adelante con la relación pasada la fatídica barrera del 31 de agosto (que ya está a la vuelta de la esquina), deben comunicarse abiertamente la una con la otra y tener muy en mente que las condiciones en las que surgió su amor van a ser algo distintas a partir de este momento. Si se ha tenido una discusión al respecto, ya se sabe que "aún quedan días de verano para pedirte perdón", como cantaba Amaral.
Así que, si sigues dudando entre saltar al abismo y pedirle a tu 'amor de verano' que siga a tu lado a partir de ahora, aquí tienes algunos consejos útiles para que tu misión no fracase nada más empezar.
Mantener la llama de amor viva cuando los dos miembros de la pareja no viven en el mismo lugar siempre trae un extra de complicaciones y esfuerzo, pero quizá una de las claves para que funciones es fijarse unos tiempos. Tanto reservar un espacio diario para comunicarse con la otra persona, aunque sea un '¿qué tal fue tu día?' u otra información breve, como marcar bien en el calendario las fechas en las que podrán encontrarse de nuevo.
Durante las vacaciones el ritmo de vida es mucho más intenso que el resto del año, ya que estamos más liberados de responsabilidades laborales y ociosos por compartir la mayor cantidad de planes y experiencias posibles. Cuando se regresa al trabajo, sin embargo, la vida pasa a ser mucho menos dinámica. Por ello, es importante no exigirse hacer demasiadas actividades juntos, y valorar mucho más el tiempo que se puede compartir, ya que será más escaso.
La vuelta al trabajo también nos hace estar más cansados, por lo que es normal que muchas personas experimenten un cambio en su mentalidad y en su temperamento, haciéndolos más reposados. Para contrarrestar este efecto, se pueden planear pequeños viajes o excursiones juntos, apuntarse ambos a alguna actividad y también acostumbrarse a valorar otra clase de ocio de baja intensidad (el clásico 'peli y palomitas' en casa).
Durante el verano, al estar liberados de otras cargas, es mucho más fácil cumplir con las responsabilidades de tener pareja. Pero cuando el tiempo libre escasea más, obviamente el atender a las necesidades de otra persona implica ciertos 'sacrificios' propios, y hay que estar predispuesto a ello antes de que la relación se vuelva un asunto más serio.
El sociólogo exiliado ruso Pitrim Sorokin intentó explicar en su libro "La revolución sexual en los Estados Unidos de América" cómo muchas parejas rompen cuando ya han dejado atrás la primera época de enamoramiento, porque son incapaces de sacrificarse por la otra persona pensando en un bien mayor en el futuro, quedándose solo con el placer más cortoplacista.
Hace cosa de un mes, les explicábamos en LA RAZÓN las razones científicas que un nuevo estudio utilizaba para explicar el enamoramiento en términos químicos, es decir, hormonales. Durante la primera etapa del amor, cuando todo es bonito, esta percepción se debe a la mayor generación de dopamina que activa ciertas áreas cerebrales. Es lo que comúnmente llamaríamos 'la chispa'.
Sin embargo, cuando la relación avanza hacia un 'amor pleno', se pasa a generar mayores cantidades de la hormona oxitocina, que activa otras zonas del cerebro más relacionadas con el apego. Actúa como un neuromodulador en comportamientos sociales, sentimentales, patrones sexuales, conducta parental... Es decir que nos hace mirar más hacia el futuro y la conservación que a los primeros instantes pasionales. El momento clave en un 'amor de verano' llega cuando se pasa de un tipo de enamoramiento al otro, y es la etapa fundamental en la que trabajar.
TE INTERESA: Los hombres que amaban menos a las mujeres: un estudio demuestra por qué ellos pierden antes el interés