Saturnia, en plena Toscana italiana, es uno de los destinos termales más conocidos y apreciados del país, por la riqueza de sus aguas y la belleza de sus paisajes
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Desconectar de la rutina en plena naturaleza siempre parece buena idea para darle sentido a unos días de descanso y vacaciones. Especialmente si en el entorno que hayamos escogido podemos disfrutar además de unos sanadores baños termales, que nos ayuden a liberarnos del estrés y el cansancio del día a día. En España podemos encontrar una selección de termas y balnearios de lujo, entre las que podemos destacar las de Outariz (Ourense), las fuentes del Algar (Alicante), las Pozas de Arnedillo (La Rioja), las piscinas naturales de la Fontcalda (Tarragona) o el Balneario de Archena (Región de Murcia).
Las aguas termales son un regalo de la naturaleza. Las primeras termas de las que se tiene constancia son las de Agripa, construidas en el año 19 a.C. en Roma, seguidas por las de Nerón y las alejandrinas. Si viajamos en el tiempo, tenemos que señalar a los romanos como los precursores de los balnearios y centros de spa (acrónimo de Salutem Per Aquam) de hoy en día.
Aquellas primeras termas públicas se crearon para personas que no podían tener baño privado en casa, como los esclavos o las clases sociales marginadas. A dos horas y media en coche desde Roma, en Saturnia, encontramos unas de las mejores termas del mundo con una belleza natural deslumbrante.
En los alrededores podemos encontrar varios complejos hoteleros de lujo pero también piscinas naturales al aire libre que podemos disfrutar sin tener que pagar por ello.
Al final de una ruta salpicada por campos y viñedos encontramos la Cascate del Mulino di Saturnia (Cascada del Molino de Saturnia), que recibe su nombre de un antiguo molino que sigue en pie. Las piscinas naturales de esta zona son ricas en aguas sulfurosas y piedras calizas de travertino. Las encontraremos abiertas todos los días del año, las 24 horas, incluso en época invernal. En las proximidades hay acceso a un aparcamiento, así como a un espacio de cafetería y restauración.
La temperatura natural del agua es de 37,5º C -con un caudal de unos 800 litros por segundo- y son muy beneficiosas para las afecciones cutáneas, el aparato digestivo y el circulatorio.
El origen de estas termas es el riachuelo del Gorello, que tiene su nacimiento en el Monte Amiata, un volcán ya extinto “que se encuentra a espaldas de Saturnia y domina el Valle de Orcia”, explican en la web de Turismo de la Toscana. El río, con una longitud aproximada de un kilómetro, atraviesa un bosque y llena varias pozas en un recorrido que termina en una cascada de 4 metros. Las aguas humeantes por la temperatura se ven de color blanco por el efecto de la piedra caliza.
A nivel químico, el agua que brota en Saturnia es, además de sulfúrea, terrosa y bicarbonato-alcalina. “Se encuentra presente también el gas de hidrógeno sulfurado, anhídrido carbónico y 2,79 gramos por litro de sales minerales disueltas en el agua”, señalan en la página del Ministerio de Turismo de Italia.
La leyenda cuenta que Júpiter lanzó un rayo durante una pelea con Saturno y que fue así como nació la “fuente mágica” de agua caliente: un espectáculo de la naturaleza, ubicado en la Toscana, en el centro-norte de Italia. Saturnia está localizada en la comuna de Manziano, provincia de Grosseto.
Estamos ante unas de las termas más conocidas y populares de Italia, junto con las de Montecatini (en Pistoia), los Bagni San Filippo (Valle de Orcia) o el Bagno Vignoni (cercanos a los de San Filippo). En 2014, la CNN encumbró a las termas de Saturnia como el mejor centro termal a nivel mundial en una lista de veinte lugares.
Te contamos algunas de las bondades de las aguas medicinales para tu salud:
Si te decides a viajar a Saturnia o a cualquier otro centro con pozas y piscinas de aguas termales, te damos también una serie de recomendaciones que deberías tener en cuenta:
Saturnia fue fundada por la civilización prehelénica de los pelasgos, más tarde dominada por los romanos, lombardos y sieneses. Fruto de ello encontramos en su arquitectura huellas de murallas sienesas o zonas arqueológicas muy interesantes con restos de la época etrusca y romana.
Desde el Ministerio de Turismo de Italia recomiendan quedarse al menos dos o tres días si viajamos a Saturnia para conocer algunos de los pueblos que se encuentran en las proximidades como Montemerano, Manciano, Pitigliano o Sovana. “En particular, el espléndido pueblo de Pitigliano, que se alza sobre un espolón de toba rodeado de profundos barrancos y cuyas casas se asoman a los acantilados”, refieren desde el departamento de Turismo.
En Pitigliano destaca su palacio -del siglo XIV-, la fortaleza de Sangallo o su catedral barroca, así como sus estrechas e históricas callejuelas o sus talleres artesanos. No puedes marcharte sin probar el vino Bianco di Pitigliano, o visitar no lejos de allí el Parque Natural de la Maremma.