Gaza. ¿Cómo realizar una campaña de vacunación bajo los incesantes bombardeos israelíes, en un territorio asediado y sin electricidad, donde la ayuda llega con cuentagotas? Un rompecabezas para los cooperantes en la Franja de Gaza, en guerra desde hace más de diez meses.
“Es extremadamente difícil llevar a cabo una campaña de vacunación de esta magnitud mientras llueven bombas”, afirma a esta agencia Juliette Touma, portavoz de la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNWRA).
En Gaza 2.4 millones de palestinos, prácticamente todos desplazados (la mitad de ellos niños según la ONU), se amontonan en zonas cada vez más reducidas.
Desde hace meses las Naciones Unidas (ONU) y varias ONG manifiestan su inquietud por la situación sanitaria en el territorio, donde aguas estancadas, montañas de escombros y basura, el calor agobiante y la falta de espacio crean un caldo de cultivo ideal para las epidemias.
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La preocupación se disparó el viernes tras el anuncio del Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina que reportó un primer caso de polio en un bebé de diez meses en la Franja de Gaza, donde la enfermedad desapareció en 1999 según la ONU.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) planea desplegar a 2.700 trabajadores sanitarios organizados en 708 equipos en todas las municipalidades, y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) asegurará la cadena de frío de las dosis previstas para vacunar a más de 640.000 niños menores de diez años, indica su portavoz, Jonathan Crickx.
Equipos, incluidos refrigeradores, comenzaron a llegar el miércoles al aeropuerto de Tel Aviv, en el centro-oeste de Israel.
Las dosis de la vacuna deberían seguir llegando el domingo a través del puesto fronterizo de Kerem Shalom, punto de paso entre Israel y la Franja de Gaza. Serán administradas de forma oral en lugar de inyectarse para facilitar el proceso, asegura Crickx.
Aunque se prevén dos dosis por niño, la ONU envió un excedente (1.6 millones) en caso de que haya pérdidas, especialmente debido al calor. El problema es su ingreso a la Franja de Gaza, donde los puntos de entrada están controlados por el ejército israelí.
Los trabajadores humanitarios se quejan de trabas administrativas, cambios en la lista de productos autorizados o demoras que crean escasez en el pequeño territorio, ya pobre y dependiente de la ayuda humanitaria antes de la guerra.
Israel, por su parte, asegura no impedir el ingreso y acusa a las oenegés y a Naciones Unidas de no tener la capacidad necesaria para llevar a cabo sus distribuciones.
Una vez que entren en Gaza las vacunas se llevarán al almacén de la ONU en Deir al Balah, en el centro del territorio, donde se refrigerarán hasta el inicio de la campaña el 31 de agosto, detalla Touma.
Luego se distribuirán en hospitales, refugios para desplazados y centros de atención de ONGs en todos los rincones de la franja de tierra de 360 km², “en camiones refrigerados o cajas refrigeradas”, añade Crickx.
Después de más de diez meses de guerra “solo 16 de los 36 hospitales de la Franja de Gaza siguen funcionando, y de manera parcial”, recuerda el portavoz de UNICEF.
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De ellos solamente 11 pueden garantizar la continuidad de la cadena de frío. Los demás no tienen combustible o generadores lo suficientemente potentes como para compensar la completa falta de electricidad desde que la única central eléctrica de Gaza quedó fuera de servicio y se interrumpió la conexión con Israel.
El principal desafío que queda es garantizar la seguridad de los niños durante su vacunación.
El viernes el jefe de la ONU, Antonio Guterres, abogó por una “pausa para el polio” en la guerra.
Desencadenadas el 7 de octubre por el ataque de Hamás en Israel, que causó la muerte de 1.199 personas en el lado israelí, en su mayoría civiles, según un recuento de esta agencia a partir de datos oficiales, las hostilidades costaron la vida a más de 40.220 gazatíes, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás.
“Sin un entorno seguro no podremos acceder al 95% de los niños menores de 10 años, objetivo fijado para esta campaña de vacunación”, advierte Mussa Abed, del Ministerio de Salud de Hamás.