Organizándolo ella, no podía llamarse de otra manera que el Festival de la Luz . Pero además el nombre tiene todo el sentido del mundo porque eso es precisamente lo que pretende el encuentro musical solidario que, cada mes de agosto, se celebra en la localidad gallega de Boimorto: alumbrar el camino a quienes no acaban de ver el final del túnel. Desde 2012, este festival ha destinado toda su recaudación a diferentes proyectos como Cruz Roja, la Asociación Española contra el Cáncer, Médicos Sin Fronteras, Oxfam Intermón, centros de mayores y asociaciones oncológicas infantiles de Galicia, la Federación de Asociaciones Gallegas de Familiares de Enfermos de Alzheimer, Down Galicia o Fundación Andrea, y este año su organizadora puede gritar bien alto que después de trece ediciones, ya se ha conseguido superar la cifra de un millón de euros donados. «Hay colectivos que requieren con urgencia atención y ayuda; intentamos estar atentos a esas urgencias y así poder paliar sus problemas con la mayor celeridad», dice Luz Casal a escasas horas del arranque de la edición 2024. «Mi idea primigenia fue hacer algo que supusiera una celebración, una romería donde la oferta musical fuera lo más amplia posible. Durante años he asistido a festivales como Glastonbury, y el olor, el paisaje, me recordaban mucho a mi tierra y pensamos que tres días acampados allí en nuestra casa sería algo único de hacer, y lo hicimos». Efectivamente, la cantante recibe a los asistentes en su propia finca natal, situada en Andabao (parroquia perteneciente al mencionado municipio coruñés), un paraíso rural conocido por sus bellos paisajes, la cercanía de su gente y la calidad de sus productos gastronómicos y naturales, invitándolos a participar en tres jornadas de conciertos, talleres, mercadillos y un sinfín de actividades para toda la familia. «El Festival de la Luz aporta esa idea de los primeros festivales de la historia, como el de Glastonbury . Convivir durante varios días con gente que quiere estar en paz en un entorno natural para disfrutar de la música, la comida y la compañía, sabiendo que lo que han gastado en la entrada sirve para algo», asegura la cantante. Boimorto es un pueblo de poco más de dos mil habitantes del interior de la provincia de A Coruña, una zona eminentemente agrícola y ganadera en la que la oferta cultural es prácticamente inexistente. Pero gracias a este evento, el lugar no sólo se llena de música en directo sino que además produce una repercusión directa e indirecta en la creación de empleo local, en el consumo en la localidad y en las reservas de alojamientos en un radio de treinta kilómetros, con un impacto de casi cuatro millones de euros y un beneficio de entre cuatro y cinco euros por cada euro invertido. «Y además, todo con un riguroso respeto por la sostenibilidad», afirma Luz con satisfacción. «Durante el evento se emplean múltiples personas en el cuidado del entorno y la gestión de iniciativas medioambientales; toda la decoración e instalaciones tienen como elemento principal el maíz, así como también las alpacas de paja; y con la recaudación de 2018 se reforestaron miles de hectáreas tras los incendios en Galicia». Incluso ha sido el primer evento de toda la Comunidad Autónoma donde un área de programación ha funcionado íntegramente con energía solar, y el único con un recinto al aire libre en instalar puntos de recarga para vehículos eléctricos disponibles para el público y de uso totalmente gratuito. «El área escogida para funcionar de forma íntegra con energía renovables no podía ser otra que la zona infantil, donde escenario, circo, hinchables, iluminación, food trucks y atracciones han sido impulsadas por energía solar. Una gran iniciativa con fondo de concienciación para todos pero en especial para los más pequeños», explica la artista. Es, en esencia, un evento que «traslada la infraestructura de un macro festival a un pueblo rural, que multiplica por diez la población durante su celebración», explica Casal, orgullosa por haber levantado un proyecto idealista en un sector cada vez más salvaje. «Nosotros sabemos desde el inicio que somos diferentes a cualquier otro festival. Efectivamente, cada vez cuesta más encontrar el apoyo, todo es más caro a la hora de organizarlo… Pero creemos firmemente en lo que hacemos y por qué lo hacemos, y nuestra recompensa final es conseguir hacer feliz a la gente. Desde el principio supimos que habría que pedir favores para echarlo adelante, pero contamos con un equipo de producción excelente y entusiasta». La aclamada artista gallega, cuyos últimos discos son la mar de excitantes, ha dejado una huella imborrable en la historia de la música popular española, y de sus diecisiete álbumes valora sobre todo «la total libertad que tuve al hacerlos», pero no tiene ninguna duda de lo muchísimo que ha significado para ella el Festival de la Luz: «Es una de las mejores cosas que he hecho y hago en mi vida. Al revertir mi experiencia musical y vital en el lugar donde nací, me siento armonizada como mujer, como músico». Este año, el festival reúne nombres de la escena nacional y extranjera como Los Zigarros, Fillas de Cassandra, Sara Socas, Elliot Murphy, Mago De Oz, El Kanka, Obús, Derby Motoreta's Burrito Kachimba, Ortiga, Cool Nenas, Marlena, Maximiliano Calvo o Satélite Salitre, además de a la propia Luz por supuesto, que no sólo ejerce de jefa del cotarro porque cada año también sube al escenario. Y cuando la fiesta acabe volverá a su día a día, «a trabajar y pulir ciertos aspectos de los conciertos que aún quedan de la gira empezada el año pasado, que es lo que ocupa el poco tiempo que me queda».