Queda poco más de un mes para que el Gobierno cumpla con su obligación, fijada en la Constitución, de presentar en el Congreso de los Diputados el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2025. ¿Lo hará? ¿No lo hará? Se admiten apuestas. En caso de que finalmente la respuesta fuese afirmativa, algo muy aventurado en estos momentos, luego está por ver que termine aprobándose esa Ley, en la que los socios gubernamentales intentarán sacar la mayor tajada económica y financiera posible.
En los últimos años se ha perdido el respeto a todo lo relativo a esta norma, una de las más importantes de cada año y cada legislatura, sino la que más. Asumimos como habitual que haya una prórroga tras otra y parece no preocuparnos algo tan importante como es la cantidad de dinero que nos van “birlar” a los contribuyentes en concepto de impuestos varios y tasas diversas en relación con lo que ganamos (que puede llegar al 70%) y, a continuación, en qué y cómo se va a gastar ese «pastón» y quiénes serán los beneficiarios de prebendas varias. Insisto, y parece como si no nos importase.
Este año en concreto esa norma debería darnos pistas concretas sobre lo firmado entre ERC y el PSOE. Y ahí entra en juego María Jesús Montero. Esta, la de elaborar el proyecto de Presupuestos, es la tarea más importante que tiene entre sus manos la ministra de Hacienda, a la vez que vicepresidenta, a la que cada vez se entiende menos lo que dice. Ayer, la exconsejera de Andalucía volvió a dar el cante al manifestar que el pacto alcanzado con ERC, que permitió la elección de Salvador Illa como presidente de la Generalitat de Cataluña [[LINK:INTERNO|||Article|||66c5ccd4fb43b0e449aa18d2|||«ni es un concierto económico, ni es una reforma al uso del modelo de financiación».]]
No lo deben entender de la misma manera los independentistas y republicanos catalanes, que se han agarrado un enfado de padre y muy señor mío, y han advertido al PSOE de que retirarán su apoyo si incumplen los acuerdos. Visto el sainete anterior, me pregunto si va en serio lo de unos y lo otros, o estamos ante una representación teatral para tenernos entretenidos. ¡Anda que si ahora resulta que lo que se ha firmado es un concierto musical!
