Seis meses después de la muerte de Alexei Navalni , disidente político y uno de los más contundentes críticos del presidente ruso Vladimir Putin , las autoridades del país se han negado de nuevo a abrir una investigación sobre su fallecimiento, alegando que ocurrió por causas naturales. Navalni murió el pasado mes de febrero en una prisión remota IK-3 a 249 kilómetros al este de Moscú, donde cumplía su sentencia de 19 años por cargos extremistas, ampliada con un agravante de malversación de fondos y desacato. El político y su círculo cercano denunciaron desde sus primeras complicaciones legales que las acusaciones tenían una motivación política, al considerarle el régimen de Putin como una amenaza. Su encarcelamiento se dio inmediatamente después de su regreso a Rusia desde Alemania, donde estuvo hospitalizado tras un intento de envenenamiento en 2020. Navalni, consciente de que los aliados de Putin seguirían atentando contra su vida, rechazó ofertas de asilo político del gobierno alemán para regresar a Rusia. Según reportan las fuentes oficiales rusas , Navalni falleció en la cárcel tras darse un paseo por una serie de complicaciones de salud. El opositor, que arrastraba secuelas del envenenamiento, se declaró en huelga de hambre tras su entrada a prisión al serle negado tratamiento para sus piernas y espalda. Volvió a comer después de que sus médicos le rogaran que lo hiciera, ya que se hallaba en una condición muy frágil. Según le fue comunicado a su mujer, Yulia Navalnaya , murió por «numerosos problemas de salud», pero la causa determinante fue una arritmia. Navalnaya denuncia que estas declaraciones son falsas y que su marido murió tras meses de negligencia por parte del centro penitenciario en el que se encontraba. «Sabemos muy bien que cuando Alexei enfermó no le llevaron a un centro médico, sino a una celda de aislamiento donde murió, solo», declaró al medio crítico con el Kremlin 'The Insider'. La esposa del disidente también señaló al inspector Alexander Varapaev , quien lideró la investigación oficial que buscó atribuir la muerte de Navalni a problemas de salud: «Varapaev se negó a devolvernos el cuerpo e intentó intimidar a la madre de Alexei para que aceptase un funeral privado»; y alegó que su veredicto es «una mentira para cubrir lo que realmente ocurrió aquel día». Navalnaya hizo pública una carta que le fue enviada con las bases de la investigación oficial, denunciando que no existían pruebas materiales que las respaldaran. Encarcelado por primera vez en 2013, Navalni comenzó su carrera como bloguero y criticó intensamente al círculo de Vladímir Putin, denunciando que Rusia se estaba convirtiendo en «un estado feudal, en el que el 85% de la riqueza está controlada por el 0,5% de la población». Fue liberado antes de finalizar su condena y se presentó a las elecciones para la alcaldía de Moscú , en las que quedó segundo. Fue arrestado de nuevo en 2017 en lo que Navalni calificó como un intento de evitar que se presentara a las elecciones generales de 2018 . En 2020 sufrió un atentado contra su vida al ingerir alimentos contaminados con el agente nervioso Novichok , empleado en el pasado contra otros opositores como el exespía Sergei Skripal. El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, que presionó a Rusia para que se realizase una investigación independiente respecto al envenenamiento de Navalni y abogó por su puesta en libertad durante su encarcelamiento, ha denunciado en una resolución el asesinato del disidente y ha expresado la necesidad de represalias por parte de la UE en apoyo a los prisioneros políticos en Rusia. El Kremlin, por su parte, se ha limitado a negar que la muerte de Navalni tuviese causas políticas y se niega a abrir un proceso de investigación.