Arthur Schopenhauer (1788-1860) fue un filósofo, tan brillante como pesimista, para quien este mundo es el peor de los posibles. La parte esencial de su pensamiento se concentra en «El mundo como voluntad y representación», aunque tiene otros libros y una inmensa colección de citas y aforismos, entre las que figura que «la mosca debe ser tomada como el símbolo de la impertinencia y la audacia». Algo de todo eso se espera del simposio de bancos centrales que comienza hoy en la remota localidad de Jackson Hole (Wyoming), bajo el lema «reevaluar la eficiencia y la transmisión de la política monetaria». Es decir, cómo influyen –y a qué ritmo– en la economía las subidas y bajadas de tipos de interés.
El plato fuerte llegará el viernes, a las diez de la mañana, hora local, servido por Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal Americana (Fed). Miles de millones de personas en todo el mundo, aunque lo ignoren, se verán afectadas por lo que diga. No anunciará ninguna medida, pero sus palabras serán un indicio de si la Fed bajará el 18 de septiembre los tipos de interés 25 puntos básicos, 50 o –lo menos probable– los deja igual. Mercados, inversores y gobiernos suspiran por esa reducción, que quizá facilitaría otra en Europa. Por si acaso, Mary Daly, presidenta de la Reserva Federal de San Francisco, recuerda que hay actuar con prudencia. El premio Nobel, Paul Krugman, reclama bajadas de tipos para evitar la recesión, mientras que Connor O’Keeffe, del muy liberal Mises Institute, sostiene que unos tipos más bajos no solucionarán los problemas económicos y que solo benefician a los gobiernos.
El Symposium de Jackson Hole (el agujero de Jackson), que camina hacia el medio siglo de existencia, se celebra allí porque los organizadores querían la asistencia, en la primera edición, de Paul Volcker (1927-2019), mítico presidente de la Fed y un forofo de la pesca con mosca. Celebrar las jornadas en Jackson Hole, ideal para la pesca con mosca en esta época del año, fue el cebo que le lanzaron a Volcker y que, él, feliz, picó sin saber quizá que haría historia como la hizo cuando controló la inflación USA de hace 50 años. Ahora, todo el mundo espera que Powell dé una pista, incluso con «impertinencia y audacia», como la mosca de Schopenhauer.
