El crimen de Mateo en Mocejón no tiene adjetivo para catalogarlo. Es dolor sin consuelo. Lamentablemente no es el primero ni el último asesinato de un niño que nos tocará vivir. Sí espero, en cambio, que sea el único en el que cobre más importancia la raza, el origen o la religión del presunto autor que la víctima. La degradación de la sociedad llega a límites insospechados, aunque a decir verdad y con ánimos de ser precisos, habría que señalar que la degeneración de las redes sociales no tiene techo. La politización de la sociedad española ya no salva ni a las más desgarradoras muertes. Hacer de todo una campaña abominable contra el enemigo tiene sus consecuencias. La falta de...
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