Al día, un ciudadano español genera, de media, cerca 1,2 kilos de basura, así hasta alcanzar los 455 kilos de desechos. Plástico, papel, cartón, vidrio y muchos restos orgánicos (restos de comida). Una amplia mayoría de estas toneladas que se generan en España, alrededor de 22 millones, acaba en los vertederos . Decenas de miles de kilos que se amontonan en gigantescas montañas que día a día contaminan el aire con emisiones de metano. Ahora, un equipo de investigadores busca convertir esa basura que se pierde en ingredientes claves para la industria cosmética. En ello llevan varios años trabajando científicos de más de 6 nacionalidades liderados por miembros de Aqualia y la Universidad de Valladolid. «Nuestro objetivo es desarrollar soluciones para la valorización de agua residual y residuos urbanos , y obtener bioproductos para la industria de cosméticos, plásticos, construcción y fertilizantes», responde Víctor Monsalvo, responsable del área de ecoeficiencia del departamento de I+D de Aqualia. Bajo el nombre de Deep-Purple, un programa cofinanciado por el Programa Marco de Investigación e Innovación H2020 y el BIC (Bio-based Industries Consortium), el grupo de trabajo ha conseguido 'dar una segunda vida' al metano. «Evitamos su liberación a la atmósfera y, además, aumentamos el balance económico de la depuración de aguas residuales», detalla Monsalvo. Este trabajo, con tres años de progresos, ha conseguido convertir el metano en el ingrediente estrella de la industria cosmética. Durante varios meses, los investigadores de la Universidad de Valladolid han trabajado para obtener las bacterias presentes en estos residuos que de forma natural producen la ectoína y que es utilizada en la industria cosmética como base para muchos productos como cremas faciales o solares. «Destaca sobre todo por el alto valor de su precio de venta, entre 600 y 1.000 €/kg», apunta Raúl Muñoz, catedrático del área de Tecnologías del Medio Ambiente de la Universidad de Valladolid. La ectoína «posee un gran valor comercial y es muy cotizada por su función protectora de la piel frente a agentes ambientales», señala el investigador de la universidad castellano y leonesa. Este compuesto natural, junto con su homóloga la hidroxiectoína, se encuentra presente en varios tipos de bacterias. «Es difícil de producir, alrededor de unas 15 o 20 toneladas al año», detalla Muñoz. «Por eso su alto precio, pero su producción a partir de un gas de efecto invernadero conlleva una mejora en la sostenibilidad de la producción», apostilla. En los últimos años, este ingrediente natural se ha investigado como protector de la piel y de otras membranas como mucosas, vías respiratorias. «También puede encontrarse en productos para tratar casos de rinitis o alergias oculares», explica el catedrático de la Universidad de Valladolid. Además, puede utilizarse para prevenir rojeces porque resulta útil como componente de cremas emolientes e hidratantes para pieles con dermatitis atópica o con tendencia a la sequedad e irritación. «El empleo de una materia prima como el biogás, que es un subproducto del tratamiento de efluentes y residuos sólidos orgánicos, y de cultivos bacterianos mixtos, conllevará una disminución en los costes de producción de ectoína», afirma Muñoz. El proyecto, premiado por la colaboración público-privada, se encuentra en una nueva fase de desarrollo con la continuación en el proyecto Cheers, avanza Aqualia en un comunicado. Esta nueva etapa se han trasladado a la EDAR de Lleida. En estas instalaciones se adaptará el proceso tratando de mejorar el diseño del biorreactor para maximizar la producción de ectoína a partir de biogás. Además, también se escalará el proceso de purificación de este ingrediente.