La Vuelta es una ciudad que se desplaza a diario. Son sólo 176 corredores los que participan, repartidos en 22 equipos, pero 3.000 personas las que se mueven cada día con la carrera. Una población rodante que garantiza 2.500 pernoctaciones diarias en las zonas que visita.
Son 3.000 las personas que se mueven en la burbuja de carrera, pero alrededor de la Vuelta se mueven muchas más. Son, por ejemplo, 8.000 los policías y guardias civiles que llevan a colaborar con la carrera para velar por su seguridad. Sólo un grupo de ellos va adosado al pelotón, 80 policías y 140 guardias civiles para regular la carrera, pero son necesarios muchos más, los que cortan las carreteras, los que regulan el tráfico y los que se encargan de la seguridad de todos a lo largo de los 3.301,4 kilómetros repartidos en 21 etapas sobre los que se extiende el recorrido y más allá. Porque ese es el kilometraje en carrera, pero son muchos más sumados los desplazamientos de equipos y organización. Sólo 36,6 kilómetros de ellos, contra el reloj.
Con los corredores se mueven 550 acompañantes, 25 miembros del colegio de comisarios, que este año tienen una nueva labor, la de mostrar tarjetas amarillas a los miembros de carrera que incumplan las normas de seguridad, 906 personas de prensa acreditadas de 266 medios de comunicación y 900 vehículos en total.
La Vuelta atraviesa cuatro distritos de Portugal, 20 provincias españolas y 9 comunidades autónomas.
A esas cifras hay que sumar otras, los 4.000 euros de multa impuestos en la primera etapa al UAE, por ejemplo. por utilizar en la presentación de equipos un maillot no homologado por la UCI. A su color blanco habitual le añadió una línea rosa y otra amarilla en las mangas como señal de que este año han ganado el Giro y el Tour con Pogacar. Un homenaje que cuesta 4.000 euros.
