Jesse Kozora exhibía con orgullo una calcomanía azul de la campaña de Kamala Harris sobre su camiseta del sindicato United Auto Workers en el acto de la vicepresidenta en Detroit el miércoles por la noche.
Aunque este empleado de General Motors, de 42 años, cree que Harris vencerá a Donald Trump en las elecciones de noviembre, le preocupa la economía tras la volatilidad en las Bolsas de esta semana y el alto costo de vida.
"Creo que se va a desplomar e incluso podría hacerlo antes de las elecciones. Cada vez más gente elige lo que está dispuesta a comprar", reconoció Kozora, añadiendo que la inflación estaba teniendo un gran impacto en la vida cotidiana.
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Aunque los mercados se han recuperado tras caer la semana pasada por el desplome de las Bolsas en Japón y los débiles datos del mercado laboral estadounidense, las preocupaciones de Kozora son un recordatorio de que Harris no puede contar con un entorno económico benigno de cara a las elecciones de noviembre.
Kevin Madden, estratega republicano de la consultora Penta Group y exasesor de la campaña de Mitt Romney en 2012, dijo que Harris estaba todavía en un "subidón de azúcar" [sugar high] tras lanzar su candidatura el mes pasado, pero que las cuestiones económicas volverían pronto al primer plano.
"Esta sigue siendo una carrera donde las opiniones sobre la economía y el futuro del país, juegan en contra del partido que ocupa la Casa Blanca", sentenció Madden.
"El desafío para Harris será deshacerse de esa etiqueta y hacer valer sus puntos de vista sobre la lucha contra la inflación y el debilitamiento del mercado laboral", añadió.
Harris ya se enfrenta a una avalancha de críticas por parte de sus rivales sobre cómo el costo de la vida se ha disparado durante la administración Biden, a pesar de que la inflación ha ido cediendo desde junio de 2022, cuando alcanzó un récord de 9,1%.
Los malos datos del mercado laboral o una caída sostenida de los mercados de renta variable serían circunstancias económicas mucho más difíciles de gestionar para Harris y su equipo.
Recientemente ha reforzado su equipo incorporando a Brian Nelson, alto funcionario del Departamento del Tesoro, como responsable de política, y a Gene Sperling, asesor en la Casa Blanca de los presidentes Joe Biden, Barack Obama y Bill Clinton, para ayudar en cuestiones económicas.
Y aunque todavía no ha hecho comentarios sobre las cifras de empleo en Estados Unidos ni sobre las turbulencias del mercado bursátil, la administración Biden ya ha enfrentado advertencias de malos augurios económicos que no se cumplieron.
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Los funcionarios de la Casa Blanca insisten en que han sido "muy prudentes en lo que se refiere al mercado de valores". De hecho, la secretaria de prensa Karine Jean-Pierre afirmó el miércoles que "aunque ha habido cierta volatilidad, nuestra economía es realmente resiliente".
Sin embargo, Harris ha reconocido la pérdida de poder adquisitivo que soportan las familias estadounidenses. "Aunque nuestra economía va bien en muchos aspectos, los precios de las cosas cotidianas, como los alimentos, siguen siendo demasiado altos. Ustedes son conscientes y yo también", proclamó en un acto en Michigan.
Ha centrado su mensaje de campaña en defender a la "clase media" del aumento de los precios y reforzar la red de seguridad social. Harris también ha criticado los planes de Trump de nuevos recortes fiscales para las grandes empresas y los más ricos, por ser en su propio interés.
"Trump debilita nuestra economía para enriquecerse él", dijo el candidato a la vicepresidencia de Harris, Tim Walz, durante un acto en Filadelfia, el martes por la noche.
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Aunque Trump ha utilizado las turbulencias del mercado y el enfriamiento del mercado laboral para atacar a los demócratas -la semana pasada le dijo a Fox News que "la inflación ha destruido su administración [la de los demócratas], y no tienen ni idea de qué hacer al respecto... El otro día tuvieron un desplome de más de mil puntos"-, Madden afirma que el mensaje del expresidente sobre la economía es disperso e indisciplinado.
"La buena noticia para Harris, hasta ahora, es que Trump ha centrado su mensaje inicial de contraste menos en la economía y más en la cultura y las cuestiones de identidad", agregó.
Además, algunos economistas han advertido que los planes económicos de Trump, que incluyen amplios recortes de impuestos, aranceles y frenos a la inmigración, provocarían un aumento de la inflación.
Moody's Analytics ha pronosticado que si Trump gana y los republicanos controlan ambas cámaras del Congreso, la inflación de los precios al consumo pasaría del 3% en 2024 al 3,6% el año siguiente, y se produciría una leve recesión.
Pero algunos demócratas siguen preocupados por la economía y han criticado a la Reserva Federal por esperar demasiado para recortar las tasas de interés desde el nivel actual de entre el 5,25 y el 5,5%, aunque la Casa Blanca ha defendido la independencia del banco central.
El banco central ha señalado que podría empezar a recortar las tasas de interés en su próxima reunión de septiembre, lo que podría ofrecer un respiro al mercado laboral, lo que daría lugar a buenas noticias de cara a las elecciones de noviembre. Incluso antes de esa fecha, el reciente repunte de los mercados de renta fija ya ha hecho bajar las tasas hipotecarias.
En Michigan, Kozora confía en no perder su puesto de trabajo en General Motors, aunque no está tan seguro sobre la economía. "Es inestable", afirma.
