Una de las grandes sorpresas mexicanas en París 2024 fue Osmar Olvera, quien se convirtió en multimedallista durante esta edición de los Juegos Olímpicos, donde ganó plata y bronce en las competencias donde participó. Aunque el mérito no es solo de él.
Detrás del éxito que ha logrado el clavadista mexicano se encuentra su entrenadora Ma Jin, de origen chino. Y precisamente fueron los clavadistas de este país quienes ganaron oro y plata en la final celebrada durante la jornada de actividades de este 8 de agosto.
El nombre de Ma Jin no es desconocido, y menos para aquellos adentrados en la disciplina de clavados, pues se trata de una de las entrenadoras más destacadas de atletas mexicanos, quien tiene más de 20 años en nuestro país y su historia es sinónimo de inspiración.
La trayectoria de Ma Jin como entrenadora en el deporte de clavados no es casualidad, pues dicha disciplina llegó a su vida desde que era niña, cuando ella misma empezó a entrenar gracias a la fe que le tuvo una entrenadora llamada Ren Shao Fen.
Cuando tenía alrededor de 7 años comenzó a practicar clavados, a pesar de que el deporte no le llamaba tanto la atención al inicio. Ren Shao Fen era una entrenadora muy dura con ella, quien incluso le llegó a agredirla con pellizcos cuando fallaba, además de gritarle.
A pesar de la ‘rudeza’ con que fue entrenada, Ma Jin se formó como clavadista y empezó a ganar competencias. “Nunca me emocionaron los clavados. No me fui porque desde los 12 años me daban un sueldo. Ganaba un poquito menos que mi mamá y eso que ella ganaba bien (…) No quería ser seleccionada ni representar a China y aun así era mejor que todos”, dijo en una entrevista a Proceso.
Su trayectoria como clavadista empezó a dar frutos, tan así que dos entrenadores se disputaron entrenar a Ma Jin. Sin embargo, nunca fue a unos Juegos Olímpicos porque se retiró a los 17 años.
La razón detrás de esta decisión tiene que ver con un accidente que sufrió durante una competencia, por el cual ‘le dio miedo’ seguir entrenando.
“En una competencia, al tirarme de 10 metros me golpeé la cara en el agua y me lastimé los ojos, me sangraban. Quedé ciega algunos días. Me asusté y me retiré”, señaló en la citada entrevista. Desde entonces, dejó la plataforma para conformarse con ver los clavados desde otro sitio.
Poco tiempo después de que se bajó de la plataforma, Ma Jin entró a la Universidad del Deporte de Beijing, de la que se graduó con honores y, cuando tenía solamente 20 años, ya estaba realizando planes de entrenamiento infantil para futuros clavadistas, disciplina en la que se especializan los chinos.
Tiempo después, la misma Ren Shao Fen la buscó para que trabajara de su mano y encontrar a nuevos talentos en la disciplina, aunque adquirió las ‘malas mañas’ de su maestra.
“Enseñaba como ella me enseñó, regañaba y castigaba (…) Los presionaba. No los dejaba jugar. Hasta cuando estaban viendo la tele o descansando los hacía que estiraran las puntas, que se pararan de manos, que estiraran los brazos, que ensayaran colocar las manos para cubrirse la cabeza y entrar bien al agua”.
Poco a poco, empezó a ‘ablandar’ sus métodos de enseñanza, pues ya no regañaba como lo hizo en sus inicios. Sin embargo, otra cultura, otras formas de transmitir conocimiento y otro futuro le esperaban ansiosos a la entrenadora.
Hacia inicios de los 2000, se enteró de un programa de cooperación en el que participaba el gobierno chino donde entrenadores de atletas de alto rendimiento se iban a otros países para compartir sus conocimientos a jóvenes promesas del país que les recibiera.
Esto ocurrió a la par de su divorcio; estuvo casada con un futbolista chino, con el que duró alrededor de 11 años. Dicha separación la hizo ‘lanzarse’ a conocer otra cultura, y México fue el país elegido por Ma Jin para seguir su trayectoria.
“Yo quería conocer México, quería conocer otro idioma”, dijo en una entrevista con BBC, y por ello decidió tomar un curso de español en Pekín previo a mudarse a México, aunque al llegar a nuestro país admitió que casi no conocía el idioma, pues solo le dieron ‘una embarradita’.
Ma Jin llegó a Monterrey en 2003, donde entrenaría a la selección nacional de clavados, aunque comenzó con el grupo de niños del entrenador Francisco Rueda, donde estaban quienes se volvieron grandes promesas del deporte.
Los primeros ‘retos’ para Ma Jin fueron Paola Espinosa, Rommel Pacheco y Laura Sánchez, quienes en ese entonces eran entrenados por Rueda, que protagonizó una polémica relacionada con temas de índole sexual y por el que fue suspendido indefinidamente.
Desde entonces, la entrenadora china que se instaló inicialmente en el Instituto del Deporte de Monterrey vivió algunos retos para ganarse la confianza de sus pupilos, sobre todo porque su forma de enseñar era muy diferente a la que los deportistas mexicanos conocían.
“Yo soy muy sincera. No tengo tiempo para preguntar cómo estás, o cómo te sientes. Te digo qué te falta hacer. Los muchachos me preguntaban que por qué no podía decirles ‘Estuviste muy bien’, ‘Excelente’, o ‘Mejoraste’. Pero yo soy más directa. Si no ganas una calificación de 10 en un clavado, no te puedo decir ‘Muy bien’. Pero si llegas a 7 o 7.5, me siento fatal”, explicó a BBC.
Para ella, deshacerse en halagos con sus alumnos es una ‘pérdida de tiempo’ pues siempre habrá algo que mejorar en sus rutinas o técnicas para ser los mejores.
Además de los ya mencionados, Ma Jin entrenó a otros reconocidos clavadistas mexicanos, como:
“En total, la entrenadora china ha logrado alrededor de 260 medallas entre procesos olímpicos, pasando pro Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Campeonatos del Mundo y Mundiales de la especialidad, entre las que destacan el oro logrado en el 2016 en la Copa del Mundo de Río de Janeiro en trampolín de 3 metros con Rommel Pacheco”, explicó la Conade en un comunicado en mayo pasado.