Si el miércoles fue una jornada triste para el taekwondo español, se suma este jueves a ese tenerlo tan cerca que duele. Si Adrián Vicente rozó la pelea por el bronce, su compañero de entrenamientos y amigo, Javier Pérez Polo todavía llegó más cerca de tocar la medalla, pero le faltó quizá un segundo o un punto, después de un disputadísimo último asalto con el brasileño Edival Pontes, para atrapar el metal. "El deporte es así, cualquier detalle marca la diferencia. El trabajo del día ha estado bien. Ahora siento rabia y frustración, estoy triste, pero yo sé todo el recorrido que he hecho hasta llegar hasta aquí. En Tokio me fui para casa en el primer combate, y aquí he vivido la experiencia al cien por cien; creo que he estado muy centrado, he competido muy bien, pero desafortunadamente la medalla se ha ido para Brasil. Cuando me recomponga un poco y valore todo el día, creo que haré tick en el objetivo que era disfrutar esta experiencia y creo que lo he cumplido", comentaba el madrileño después. Mientras Souleymane Alaphilippe lloraba escondido tras el brazo y su entrenador, desconsolado y sin fuerzas para pasar por la zona mixta después de perder el combate de cuartos con todo el Grand Palais empujándolo con sus ánimos, aplausos y ese «Allez les bleus» que revoluciona a los deportistas franceses; Pérez Polo se mantenía calmado, con sonrisa y pulsaciones bajas aunque acabe de pasar por un combate de los duros contra toda Francia. El taekwondista, 192 centímetros y 68 kilos, lo apostó todo en este ciclo por no pasarse de revoluciones, pues ya lo había pasado mal por ello en Tokio 2020, donde cayó en primera ronda. En este París apeló al aquí y al ahora, nada más. Tenía un objetivo, pero no quería correr, y esta disciplina te obliga a situarte en este término medio, porque pasas de la alegría de un triunfo a la decepción de una derrota y vuelta a la euforia para salir igual de inspirado a por una medalla, en cuestión de horas. Y la calma es lo que ha llevado a Pérez Polo hasta rozarla. Comenzó desde abajo, como todos, pero absorbiendo todos los detalles de los mejores. Estuvo en los Juegos de Río 2016, y aunque no compitió, se llevó un buen puñado de apuntes para mejorar, pues compartió Villa Olímpica con el equipo y fue el sparring de Jesús Tortosa. Con la mochila llena llegó a Tokio, pero estaba también llena de presión y demasiada emoción como para rendir en el tatami. Cayó en primera ronda. «Entré sobreexcitado. Me pudieron los nervios de querer hacer, hacer y hacer». Volvió a los entrenamientos, con su entrenador Miguel Ángel Herranz, su entrenador de toda la vida, y el preparador físico Antonio Expósito, y su compañero de fatigas, el también taekwondista Adrián Vicente , que el miércoles no pudo lograr el podio después de conseguir la opción en la repesca. «Vi su combate por la aplicación. No quería verlo en directo porque me pone muy nervios ver competir a mi compañero y amigo». Para ser más completo, Pérez Polo trabajó más la visualización y el entrenamiento de diván. «Para estos segundos Juegos, quería más control, ir poquito a poco, que no me importara tanto el marcador». Una labor que desarrolla con Pablo del Río primero y ahora con María Martínez, psicóloga que también trabaja con Carolina Marín , por ejemplo. «Son muchos años trabajando a nivel mental. Tengo herramientas que utilizo mucho en el día a día, y hemos hecho un trabajo de visualización perfecta para este campeonato». También había apartado un poco el móvil estos días parisinos; una forma de evitar distracciones y mantenerse centrado en los estímulos que le salen de dentro, como estar con su pareja, la también taekwondista Cecilia Castro, que debuta este viernes en estos Juegos. Y ajeno a todo lo de fuera, por mucho que sean 7.000 gargantas gritando contra él, como en el combate de cuartos. Como en el combate por el bronce, en su mundo, rápido de movimientos, atrevido y agresivo contra el brasileño Edival Pontes, pero no le alcanzó. Con su altura, intentó las jugadas altas, pero le leyó bien la estrategia Pontes, igual de espigado que él, y también con las piernas largas. Sumó los dos primeros puntos evitando la pierna derecha del rival, su mejor arma. Pero contraatacó el brasileño con una jugada que tuvo que pasar por el videoarbitraje para que subieran los tres puntos a su marcador. Pérez Polo empató en el último segundo, pero como la acción de Pontes era de mayor dificultad, se llevó el primer asalto. Más seguro y confiado salió el español en el segundo. Agresivo y con mucho control de los movimientos del rival, también pidió la revisión de una jugada porque notó que había golpeado el casco del contrario, como así se vio en las imágenes. Con otras dos acciones, Polo llevó la lucha por el bronce a un tercer asalto frenético. Hubo nervios, estudio del rival, defensa y precaución para no cometer ningún error. Pero abrió demasiado la puerta el español por la que se coló con dos patadas el brasileño. A falta de 40 segundos, el marcador era 0-4 para Pérez Polo, pero no dejó de intentarlo. Sumó un punto, otra patada y otra más, pero no tuvo más tiempo para contrarrestar esos tres segundos de efusividad de Pontes. Ese punto, ese segundo, lo separaron del bronce. "Esos despistes que te marcan un combate. Ese final en primer asalto que me da arriba. Tercer asalto me como dos acciones abajo, otro despiste, dos puntos seguidos y ha determinado el combate. A veces estás superacertado. Digo despistes, pero rival también juega, no se va a dejar dar en la cabeza. El rival lo ha hecho muy bien. Ha buscado acciones más claras. Creo que he propuesto más que él, he ido más a por el combate, pero el deporte es así. A veces das más, pero el que mete más goles es el que se lleva el gato al agua", analizó.