Lo afirmó Guy Debord hace más de medio siglo: la sociedad del espectáculo lo convierte todo en representación. Lo que vimos ayer fue una representación escrita por un guionista con la imaginación de Billy Wilder. Todos dábamos por hecho que Puigdemont iba a volver, pero lo que nos sorprendió fue su desaparición, digna del mejor truco de Houdini . Su última imagen es la de su mutis en el escenario con Gonzalo Boye, ataviado con una gorra y una mochila, que le agarra del brazo: «Vamos». Se esfuma ante la mirada de los mossos y tras un paseíllo en compañía de la plana mayor de Junts. Cuando veía a Puigdemont caminar en dirección al Parlament, me vino a la cabeza...
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