Una sociedad líquida en la que predominan lo inmediato y la obtención de resultados a corto plazo, carente de referencias permanentes y de principios y valores de carácter antropológico basados en la dignidad de la persona, desprecia el atractivo de conocer y transmitir la verdad y propicia la difusión de bulos, medidas verdades o afirmaciones no contrastadas. Aunque algunos aseguran que la propagación de falsedades se intensificó a partir del confinamiento decretado –hace ya más de cuatro años– por la llegada del maldito coronavirus, el mundo no es ahora más hostil a la verdad que en otro tiempo. No obstante, en este contexto de rápida difusión de noticias u opiniones es más necesario que nunca defender y respetar la verdad...
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