El nominado al Óscar, Colin Farrell, ha dejado por un momento Hollywood para centrarse en el lanzamiento de una fundación en honor a su hijo con síndrome de Angelman. “Quiero que el mundo sea amable con James, que lo traten con amabilidad y respeto”, dijo a People.
Ha sido la primera vez que el otrora “chico malo del cine” narra los procesos de su hijo mayor y posan juntos para una revista. La enfermedad genera discapacidad intelectual, requiere terapia conductual y fisioterapia. “Si James supiera que haciéndose una foto en el jardín conmigo-que no es lo que más me gusta hacer- si haciendo esto pudiéramos ayudar a familias y a otros adultos jóvenes que viven con necesidades especiales, diría: ‘Papá, ¿de qué estás hablando? ¿Por qué me lo preguntas? Es obvio’. Por eso lo estamos haciendo. Todo esto es por James, todo es en su honor”.
El actor ha compartido parte de su historia con James desde que le diagnosticaron Angelman. Incluso, en un video de la entrevista, se muestra conmovido al recordar cómo su hijo mayor empezó a caminar cerca de cumplir los 4 años. “Debra —que es estupenda, parte del equipo de James, lleva en su vida 18 años, y lo quiere muchísimo—, subió las escaleras. Yo sabía que estaban intentando aprender a caminar y me dijo: ‘James tiene algo que enseñarte, ponte ahí’, y me puse y ella le guio y él lo hizo. Fue algo muy profundo. Fue mágico. No olvidaré su cara de determinación mientras caminaba hacia mí. Caminó como seis pasitos y me derrumbé entre lágrimas, fue increíble”.
Hasta ese momento, Farrell no sabía si James podía caminar alguna vez. “A muchos padres les dicen que sus hijos no van a caminar, y hay niños y jóvenes adultos con Angelman en sillas de ruedas, y otros muchos que están por ahí correteando como si no hubiera un problema cromosómico en su cuerpo. James está en un punto medio. Que te digan que no puede andar y ver esos primeros pasos, fue... Nunca lo olvidaré, fue precioso”.
James tiene 20 años y es hijo de Farrell con la modelo Kim Bordenave. El actor de ‘The Banshees of Inisherin', comenta que, su fundación la creó pensando en darle más esperanzas a las familias. “Una vez que tu hijo cumple los 21, básicamente está solo. Todas las salvaguardas que se habían puesto en marcha, las clases de educación especial, todo eso desaparece, así que te quedas con un joven adulto que debería ser una parte integrada de nuestra sociedad moderna y que la mayoría de las veces se ha quedado atrás”.