Apenas dos semanas ha tenido Kamala Harris para completar su cartel electoral tras la retirada de Joe Biden, a finales del pasado julio, como candidato demócrata. El elegido es Tim Walz, gobernador de Minesota que cumple todos los requisitos necesarios para complementar a la actual vicepresidenta de Estados Unidos: es hombre, blanco y procedente de un área geográfica –nacido en Nebraska, diputado y más tarde gobernador de Minesota, un estado del Medio Oeste– de la que en buena parte depende el resultado de las elecciones presidenciales de noviembre. El equipo de Harris deja a un lado al gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, y apuesta por un político capaz de conectar con las capas más desfavorecidas de la población blanca, las mismas a las que, con argumentos muy distintos, trata de seducir Trump a través de J.D. Vance. Resultado de un genuino estudio de mercado, el 'ticket' Harris-Walz cubre todos los frentes en vísperas de una campaña en la que ningún voto se da por descontado.
