Se trata de una historia tan simple como conmovedora, acerca de los últimos momentos en la vida de un padre, narrados por su hijo menor. En el unipersonal escrito por Guido Zappacosta y dirigido por Héctor Díaz se luce Federico Ottone, cuya gestualidad es ideal para retratar la frescura y la inocencia de un adolescente que se encuentra con un final doloroso.
