Este lunes 5 de agosto, distintos índices bursátiles alrededor del mundo experimentaron algunas de sus mayores caídas en años, movidos por los precios de las acciones de diversas empresas globales. Incluso criptoactivos, como el bitcóin, profundizaron sus pérdidas.
En Asia, la bolsa de Tokio se desplomó y el índice Nikkei sufrió la mayor caída en puntos de su historia. Horas más tarde, Wall Street se sumó al retroceso, con el Dow Jones perdiendo 2,6%; el Nasdaq, 3,43%, y el S&P 500, 3% al cierre de la jornada. En Europa, las principales bolsas se sumaron a la tendencia, pues en Fráncfort, París, Londres, Madrid y Milán abrieron con caídas de entre 2,3% y 4%.
Los inversionistas se mantienen muy pendientes de lo que podría ocurrir en la próxima reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), en setiembre, donde se estima que la entidad podría bajar hasta en 50 puntos base las tasas de interés.
En esta edición de La Nación Explica, analizamos los motivos que generaron esta caída en los mercados financieros internacionales, por qué los índices bursátiles bajaron tan rápidamente y cómo esto puede impactar el precio del dólar y las tasas de interés que define el Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Wall Street se sumó a las bolsas de Japón y Europa y sufre un derrumbe
Kathryn Rooney, estratega principal de mercados de la firma estadounidense de servicios financieros StoneX, indicó a La Nación que el “colapso” que experimentaron este lunes los mercados se debe a diferentes factores. El fortalecimiento del yen respecto al dólar es uno de los principales.
Según mencionó, históricamente el yen japonés ha sido la moneda favorita de los inversionistas para operaciones de “apalancamiento”, es decir, las que se realizan mediante financiamiento. Esta estrategia es conocida como carry trade y consiste en tomar préstamos en una moneda con bajas tasas de interés (yen) para invertir en activos que generan mayores rendimientos en otra moneda.
En los últimos meses, el yen se depreció. Sin embargo, entre el pasado lunes y este 5 de agosto se apreció 7%. Esto, sumado a que el Banco de Japón subió sus tasas de interés en 25 puntos base, hizo que los inversionistas quisieran vender muchas de sus acciones en ese mercado, lo que aumentó la oferta drásticamente y e hizo caer el valor de los índices.
Lo anterior contribuyó con un efecto cascada en las bolsas europeas y estadounidenses, al no ser el único factor que incide, según Rooney. En Estados Unidos, la semana anterior se materializó el riesgo de que el “aterrizaje perfecto” de disminuir la inflación de manera idónea antes de caer en una recesión es menos probable, según la especialista.
Vidal Villalobos, economista de Grupo Prival, explicó que varios “detonantes” propiciaron esta reacción de los inversionistas en Nueva York. Señaló que la actividad manufacturera en Estados Unidos se contrajo más de lo esperado en julio, según el índice del Instituto de Gestión de Suministros (ISM, por su siglas en inglés). Además, el pasado viernes, un informe sobre el empleo en la principal economía del mundo indicó que este creció menos de lo esperado por el mercado.
Todo este escenario aumentó el temor de una recesión en Estados Unidos, lo que llevó a los inversionistas a vender diversas acciones en el mercado. Según Rooney, también es relevante que el mercado se percató de que las grandes empresas tecnológicas (como Nvidia y Microsoft) acaparan un porcentaje muy alto de los principales índices como el S&P 500 y prevén que esto pueda normalizarse, identificando un buen momento para vender las acciones. Además, persisten los riesgos geopolíticos en Israel.
Estos factores generaron temor en los mercados financieros, lo que llevó a que los precios se precipitaran. Lo anterior se ve reflejado en el Índice de Volatilidad CBOE (VIX), también conocido como “índice del miedo”, que muestra las expectativas del mercado respecto a la volatilidad. Su valor cerró este 5 de agosto en 36, pero en algún momento de la jornada superó los 50 puntos, su tercer mayor valor histórico. Cuanto más alto el indicador, mayor temor existe.
Tanto Rooney como Villalobos coincidieron en que la situación de incertidumbre actual se prolongaría al menos por el resto de esta semana, hasta que el mercado tenga datos certeros de que la situación de la economía estadounidense se mantendrá estable, y la FED dé indicios sobre la decisión que tomará en su próxima reunión para definir las tasas de interés en setiembre.
“El comportamiento dependerá del desempeño de la economía de Estados Unidos”, resaltó Rooney.
Según Villalobos, de mantenerse el sentimiento de incertidumbre por una eventual recesión en Estados Unidos, la Reserva Federal podría acelerar una baja en las tasas de interés de entre 50 y hasta 75 puntos base para estimular el consumo.
Villalobos destacó que la economía costarricense podría verse afectada por los resultados en los mercados durante esta semana, tanto en el comportamiento del tipo de cambio del dólar en el país, como en las decisiones de política monetaria que pueda tomar el Banco Central de Costa Rica (BCCR) en su próxima reunión, el 19 de setiembre.
Según señaló, si la FED decide reducir sus tasas entre el 17 y el 18 de setiembre, al BCCR se le “disminuyen las excusas” para no rebajar más las tasas de interés, debido a que recientemente las decisiones de política monetaria del Central han estado alineadas con las que toma la Reserva Federal estadounidense.
Además, dijo que en caso de que los valores bajos se mantengan, las inversiones en algunos instrumentos en dólares se podrían volver más atractivas, lo que aumentaría la demanda de dólares sin que necesariamente crezca la oferta. Esto podría causar una presión al alza en el precio del dólar en Costa Rica.
El economista concluyó que si la incertidumbre persiste más de lo previsto y llega a fin de mes, los portafolios de grandes inversionistas locales, como operadoras de pensiones, se podrían ver impactados en una pérdida de valor.