Se acaban de publicar las fotos de la corrida de Fuente Ymbro, y Daniel Luque y Borja Jiménez llegaban a la Terraza Campa de los Ingleses de Bilbao mirando las imágenes de los toros que estoquearán en una de las corridas más importantes de este Aste Nagusia. Y es que los sevillanos se medirán en un mano a mano con la ganadería triunfadora de las pasadas Corridas Generales. Dos de los toreros de la temporada, cara a cara. Uno que ha conseguido, a base de triunfar tarde a tarde, llegar a figura, y otro que se encuentra en ese camino, que pronto logrará. Ambos con una capacidad y momento extraordinarios. Y como aperitivo, han protagonizado este lunes un coloquio con el Guggenheim de fondo. «La afición se merece este tipo de eventos para promocionar una corrida que tanto para Borja como para mí va a ser muy importante», comenzó diciendo Luque, que agradecía a Manuel Chopera el haber organizado este acto moderado por Íñigo Crespo. Luque ya sabe lo que es triunfar en Bilbao, además con Fuente Ymbro, y conoce la plaza, «que se caracteriza por un toro muy serio, y una categoría especial. Tenemos una responsabilidad grande de triunfar, porque es un puerto de montaña fundamental, tras Sevilla y Madrid». También dijo que Bilbao tiene un público que le espera, y eso es muy importante: «Cuando a los toreros nos dejan desarrollar y hacer lo que nosotros sentimos, gusta más que cuando es más forzado, o tienes una obligación de tener que hacer cosas que tú no sientes. Pero aquí hay ese equilibrio perfecto de una plaza importante, con un público a la vez respetuoso y pendiente a la más mínima de que el toreo haga algo para responder». Esta corrida supondrá el debut de Jiménez en Vista Alegre: «Es una plaza que impresiona mucho, pero que los triunfos aquí valen el doble, porque es muy difícil cortarle dos orejas a un toro. Hay ciertas tardes que hay que tirar la moneda, y ésta es una de ellas. Es un privilegio, y más torear con Daniel que lleva muchos años en figura del toreo, y es el que en mejor momento está, o de los que más». Esta ganadería no acostumbran las figuras a matarla, y menos donde pesa tanto el toro, como pasa en Bilbao. «El que se pone delante de un toro siempre tiene mérito», opinaba Daniel, «pero en mi caso me gusta matar todo tipo de ganaderías. Además, para el aficionado es un plus». También pensaba Borja que es importante «para crecer como torero». La ambición es una de las virtudes que comparten ambos toreros, que no se dejan ganar la pelea en el ruedo. «Borja ahora mismo está en un momento grandioso. Es la novedad, y los aficionados quieren verle. Por eso no va a ser fácil, pero siempre me ha gustado marcarme esos retos y creo que los toreros estamos obligados a hacer esas cosas, sobre todo en plazas que lo valoren, como ésta», explicaba Luque sobre la tendencia del público a ponerse siempre de parte de la novedad, y más cuando tiene el nivel de Borja, que buscará crear una verdadera rivalidad con el de Gerena, ya que «en los mano a mano tiene que haber rivalidad». «Cada uno estamos en una posición distinta, pero yo creo que es una motivación, y lo bonito de la Fiesta es que los toreros se midan. Esto no es solo torear y ya, hay muchas más cosas que pegarle pases a los toros», explicaba Jiménez que recordaba que en la historia del toreo todas las figuras, cuando ha salido alguien nuevo, han dicho: «Vente conmigo, que vamos a ver hasta hasta dónde llegas». Y eso ahora, por desagracia, se ve poco... También hablaron los dos toreros sobre el momento en el que llegan. Luque, que viene de torear cuatro días seguidos, tiene numerosos compromisos por delante: «Cuando empezamos a torear muy seguido y todo tipo de ganaderías es cuando más nos cuesta. Aunque parece que cuando se torea seguido es mejor por la inercia, en mi caso no, porque me siento más responsabilizado. En octubre es cuando hay que ver la campaña que se ha hecho». Es la primera temporada en la que Borja está viviendo el estar en las ferias y torear seguido: «Es duro, pero también lo es estar parado». Y bien lo sabe él, que lo ha estado siete años, hasta la puerta grande de Madrid el pasado octubre. «Es duro porque un día triunfas y parece que vas a triunfar todos los días, y luego te sale un toro que te puede volver loco. Pero estoy viendo cosas muy positivas, y todo eso a la vez es bonito», matiza el de Espartinas, que viene de cortar orejas en Sevilla, Madrid y Pamplona con triunfos importantes. Otra virtud de estos toreros es que nunca llevan un guion. Esperan a que el toro salga para ver las características de su oponente y actuar: «No sale nunca todo lo que llevas pensado. Uno no sabe lo que va a pasar ni lo que va a salir por toriles, y lo mejor es dejarse llevar. Lo único que pienso es que ese día me coja lúcido de mente, y que me deje ser yo, porque hay veces que la presión y las emociones no te dejan hacer el toreo que quieres», explicaba Daniel. Y es que el toreo es bonito también porque nunca se sabe lo que va a pasar. A priori, tiene todas las papeletas para que sea un día importante, pero decidirá el de las patas negras. «Aquí, cuanto menos hable uno, mejor, porque luego sale el toro y lo descompone todo...», decía Jiménez. Luque se encuentra ahora mismo en un punto de madurez extraordinario, aunque eso también juega malas pasadas «porque eres más consciente y más responsable. Sabes lo que te juegas, y sabes lo difícil que es llegar a una plaza de triunfar. Eso crea más presión, y no quieres que las tardes pasen vacías, sobre todo tardes así». Borja tiene otra presión totalmente distinta, la de meter cabeza en las ferias y demostrar que lo del año pasado no era un espejismo: «Todo el mundo estaba pendiente a ver si lo de Madrid había sido una casualidad, y eso te crea más presión. Y ahora van a estar pendientes para ver si todo lo que estamos haciendo es con inercia o es que de verdad tengo que estar en todas las ferias». Aunque ya ha demostrado que se ha ganado pisar todas las plazas. Pero hay toreros que se tienen que ganar todo con más esfuerzo, y ambos son un ejemplo. Además, opinaba Daniel que lo más complicado en el toreo es mantenerse: «Son muchos días, muchas corridas, muchas compañeros, muchos públicos… El público te ve triunfar mañana aquí, y pasado te pide que estés al mismo nivel. Por eso, mantener la regularidad en el toreo es lo más difícil que hay». Al fin y al cabo son personas, con días buenos y días malos, como expresaba Jiménez: «El público paga una entrada y quiere ver tu máximo nivel, aunque uno no está igual todos los días. Hay días que lo ves muy claro, y hay días que se te tuerce, por lo que sea». El factor que más ayuda a mantener la regularidad es el conocimiento del toro que toda figura debe tener, y que los dos tienen. «Eso hace que mientras más conozcas las embestidas de los toros, más confianza tengas delante de ellos, y gracias a eso vienen los triunfos después. El tener una mente despierta que vaya siempre unos segundos por delante de lo que va a hacer el toro es lo que diferencia quién es figura del toreo y quién no lo es». Ambos saben bien lo que es estar sentado en el banquillo, y se tienen un enorme respeto: «Para mí esta corrida va a ser un día especial. Me hace mucha ilusión torear con Borja porque es un torero al que tengo mucho cariño. Hace poco toreamos en Istres y le dije que aprovechara el momento, porque cuando la vida te da una oportunidad por segunda vez, hay que tomarla como la última, y es a la que uno se tiene que agarrar». Recordaron a sus compañeros que hoy día tienen el mismo sacrificio que han tenido ellos en los momentos malos, sin llegarles los buenos. «Si a nosotros la vida nos da la suerte de tener ese reconocimiento y esa oportunidad, estamos obligados a tirar para adelante», dijo Luque. «Los toreros que estamos toreando somos unos privilegiados», decía Borja, recordando todo por lo que ha pasado estos años. «Por esto es tan difícil el toreo. Cuando te abren ya ese paso, tienes que intentar por todos los medios que no se te vaya. Hay que focalizar mucho lo que quieres para aprovechar estos momentos y hay que darle gracias a Dios». Por fin ambos están viendo recompensado su sacrificio, porque, aunque a veces tarde, el toro pone a cada uno en su sitio. «Han merecido la pena todos estos años atrás, por sentir lo que estoy sintiendo hoy en cada plaza. El ver cómo me acoge el público, con ese cariño, que se me acerquen niños para pedirme fotos, es algo muy bonito y no se vive en otra profesión».
