En América Latina, la antigüedad del parque automotor se ha convertido en un tema crucial debido a sus implicaciones en la seguridad vial y el medio ambiente. Las unidades más antiguas suelen presentar mayores problemas mecánicos y emisiones contaminantes, lo que incrementa los riesgos tanto para los conductores como para los peatones. Las diferencias en la edad promedio de este transporte reflejan las políticas de renovación y control vehicular de cada país, así como su capacidad económica para fomentar la compra de autos nuevos.
En este contexto, algunos países se caracterizan por tener un parque automotor considerablemente envejecido. La falta de incentivos para la renovación de automóviles y la ineficiencia en las inspecciones técnicas contribuyen a mantener autos viejos en circulación. Estos factores, junto con la crisis económica que afecta a gran parte de la región, llevan a muchos propietarios a optar por mantener sus vehículos antiguos en lugar de adquirir nuevos modelos.
Según un informe de S&P Global Mobility, México posee uno de los parques vehiculares más viejos del mundo, con una edad promedio de 18 años. Esta cifra supera significativamente a la de otros países de la región. La situación se agrava debido a que muchas de estas unidades no cumplen con los estándares de seguridad y emisiones, lo que representa un peligro tanto para la salud pública como para el medio ambiente.
La antigüedad del parque automotor mexicano se debe a varios factores. En primer lugar, la economía no ha permitido que una gran parte de la población acceda a coches nuevos. En segundo lugar, las políticas gubernamentales no han sido lo suficientemente efectivas para incentivar la renovación de la flota vehicular. Por último, las inspecciones técnicas son ineficientes, lo que permite que el transporte en mal estado siga circulando.
A nivel global, los autos antiguos representan un desafío significativo para la seguridad y el medio ambiente debido a su menor eficiencia y mayores emisiones. La antigüedad vehicular varía según las regiones, y la necesidad de renovar las flotas es evidente para cumplir con estándares modernos de seguridad y sostenibilidad.
En Sudamérica, la situación es preocupante. En Argentina, más del 50% de los vehículos tienen más de 10 años. En Colombia, cerca del 40% de los autos en circulación superan los 15 años de antigüedad. Chile también enfrenta un problema similar, con alrededor del 30% de las unidades con más de 15 años. Estos datos reflejan la urgencia de implementar políticas para actualizar el parque automotor en la región.
Por su parte, Perú enfrenta una situación similar. Según datos de la Asociación Automotriz del Perú (AAP), el parque automotor peruano tiene una edad promedio de 13 a 14 años, cuando lo óptimo es de 10 a 11 años. La economía de la población para la renovación vehicular y las ineficientes inspecciones técnicas son factores clave que impiden la modernización de la flota.
De acuerdo con la APP, la edad promedio del parque automotor en Perú, que incluye más de 3 millones 300 mil vehículos de diversas categorías, supera los niveles aceptables y se encuentra entre los más altos de la región. Además, este promedio no ha experimentado cambios desde 2018.
Su antigüedad contribuye significativamente a la contaminación del aire al liberar altos niveles de contaminantes como monóxido de carbono y partículas finas. El estado de estos autos empeoran la calidad del aire y aumentan los problemas de salud, como enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Además, su baja eficiencia en el consumo de combustible incrementa las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, y acelera el agotamiento de recursos naturales. Esta situación resalta la necesidad urgente de modernizar el parque automotor para mitigar su impacto ambiental.