Visiblemente triste, hundida, Carolina Marín ya está en España. Procedente de París, donde el domingo vivió el episodio más duro de su carrera deportiva, regresó este lunes en avión a Madrid. No tenía ganas de hablar tras la grave lesión que le impidió finalizar el partido de semifinales del torneo de bádminton que disputaba ante la china He Bingjiao (había ganado el primer set, 21-14, e iba venciendo el segundo por 10-6), pero tuvo la fuerza y generosidad habituales para resumir brevemente sus sentimientos y, sobre todo, para agradecer las incontables muestras de apoyo y cariño recibidos en las últimas horas: «Todavía no he podido ver todo, pero quiero dar las gracias a todo el mundo. Estoy destrozada, no puedo decir otra cosa. Me voy ahora mismo al hospital y a ver qué sale. No sé si me tienen que operar, voy directamente al hospital y ahí tomaremos decisiones. Gracias por el apoyo». Apenas dos horas después se confirmó el pronóstico que apuntaba su dolor: tiene roto el ligamento cruzado de la rodilla derecha.