Colgada del cielo, sentada sobre un arnés a 15 metros de la tierra, los pies balanceándose en el vacío, Leslie Romero se tapa la cara con ambas manos y grita. Lleva las uñas pintadas de amarillo, los dedos manchados de talco y una coleta con los colores de la bandera española. Acaba de clasificarse para las finales de la escalada de velocidad, una prueba frenética que se resuelve en un suspiro. El suspiro de Leslie duró poco más de siete segundos, los que tardó en subir por la pared vertical de 15 metros, pero fue suficiente porque su rival en el duelo de clasificación, la indonesia Sallsabillah, cometió un fallo, perdió la mano y ni siquiera llegó a tocar el cronómetro situado al final del recorrido. En la escalada de velocidad no hay tiempo para pestañear. Las deportistas suben a una velocidad endiablada por un muro vertical con algunos agarres para los pies y las manos. En el rocódromo de La Bourget se vivieron este lunes carreras extraordinarias. La polaca Alexandra Miroslaw batió dos veces el récord del mundo y acabó dejándolo en unos fugaces 6.06 segundos. Será la gran favorita para las finales del miércoles, aunque en este deporte nada se puede dar por seguro. Leslie Romero lo sabe. La hispanovenezolana acudía a París sin otra pretensión que igualar sus mejores tiempos. «Ya es un hito tener aquí a una mujer en esta disciplina», valoraba David Maciá, el seleccionador nacional de escalada. Ni el escenario, abarrotado, ni la ocasión, unos Juegos Olímpicos, le atenazaron los nervios. En las dos primeras series clasificatorias Leslie subió bien, sin equivocarse, veloz. Golpeó el cronómetro final en 6.94 y 6.89, lejos de las inefables polacas trepadoras, pero en la órbita de sus mejores registros. El paso a la fase final se decidiría en los duelos. Las competidoras quedaron encuadradas en siete enfrentamientos. Avanzarían a la ronda definitiva las ganadoras y la perdedora con el mejor tiempo. A Leslie Romero le tocó luchar contra la indonesia Sallsabillah. El enfrentamiento iba parejo hasta que, a los cuatro segundos, la asiática trastabilló y dejó el camino expedito para la española. Competir en las finales del miércoles colma sus expectativas, aunque deberá disputar el duelo de cuartos contra la indómita Miroslaw , dueña de todas las plusmarcas. No obstante, en este deporte tan abierto a fallos y tropezones las quinielas son especialmente azarosas: «La velocidad es una modalidad impredecible, en la que puede pasar cualquier cosa. Hay que ir con la mente fría. Con independencia de contra quién te toque, es una carrera contra ti mismo», valora Leslie. En el rocódromo de Le Bourget también se celebró la semifinal de bloque (o búlder), la prueba que peor se le da al actual campeón olímpico, Alberto Ginés . En París 2024 se ha establecido una clasificación combinada entre bloques y dificultad, la disciplina favorita del extremeño. En la jornada del lunes se celebraron las semifinales de búlder. En esta modalidad, el atleta se enfrenta, sin cuerdas ni arneses, a una pared de 4,5 metros con varios saledizos. Debe alcanzar tres objetivos cuya consecución otorga al deportista 5, 10 y 25 puntos. A cada escalador se le plantean cuatro escenarios diferentes. Ginés se movió bien en los dos primeros, en los que alcanzó el punto intermedio, pero en los dos finales tuvo que conformarse con tocar el objetivo menor. En total consiguió 28,7 puntos, lo que le deja en el puesto número 14 de los 20 participantes. En cabeza marchan dos japoneses, Anraku y Narasaki , que demostraron una destreza sobresaliente a la hora de resolver los problemas planteados por los diseñadores. En dos ocasiones logró alcanzar Sorato Arnaku el punto superior. Para pasar a la final, Ginés deberá aprovechar su prueba fetiche, la escalada de dificultad o 'lead', que tendrá lugar el miércoles, y meterse entre los ocho primeros de la clasificación. Ese es, por el momento, el objetivo principal del escalador cacereño, que, después del terremoto emocional que le supuso ganar su inesperado oro en Tokio , prefiere no hablar de medallas y avanzar paso a paso. Alberto Ginés se prepara para la remontada.