En el Carrefour de la Villa Olímpica hace fresco, la fruta brilla barnizada en las cestas y los melocotones parecen de peluche. La nadadora de 400m Waka Kobori se dobla hacia delante sobre ellas como si acercara la cara a un ramo de flores. «Es lo que más me gusta de aquí», se lee en el recuadro del traductor de Google cuando muestra la pantalla. Waka apenas habla inglés, pero a su lado, Shiho Matsumoto sí, y completa su sentencia añadiendo la pizza, y lo dicen sonriendo como lo haría un niño cuando le pillan metiendo la mano en la caja de galletas. ¿Cómo se alimentan estos cuerpos de puro cartílago sobre los que la fuerza de forma distinta? Esa...
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