El documento, ideado por un 'think tank' conservador que diseñó buena parte de las políticas del expresidente en 2016, aboga por desmantelar el Gobierno actual y poner en marcha una agenda ultraconservadora para culminar la "segunda revolución americana"
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Nada más salir del avión, un gran cartel de la Heritage Foundation en el aeropuerto de Milwaukee daba la bienvenida a los asistentes de la Convención Republicana que se celebró a mediados de julio. En el perímetro alrededor del Firsev Forum, donde Donald Trump cada noche se daba un baño de masas, también había un estand de la Heritage Foundation.
Este think tank conservador es el que está detrás de Project 2025, un plan para desmantelar el actual Gobierno de Estados Unidos y desplegar una agenda ultraconservadora. Trump ya ha intentado desmarcarse del proyecto, a pesar de que durante su presidencia en 2016 aplicó buena parte de las políticas diseñadas por la Heritage Foundation.
“El Proyecto de Transición Presidencial 2025 es el esfuerzo unificado del movimiento conservador para estar listo para que la próxima Administración conservadora gobierne a las 12:00 horas del mediodía, el 20 de enero de 2025”, escribe en la introducción del documento Paul Dans, director del Project 2025 y uno de los principales asesores que tuvo Trump durante su presidencia.
En 922 páginas se presenta un plan para cambiar radicalmente el Gobierno de Estados Unidos, donde se sugiere expandir el poder presidencial y hacer una purga política dentro de la administración federal para sustituir al funcionariado con personas que estén más alineadas con la ideología ultraconservadora.
Esta extensión del poder presidencial se recoge como la “teoría del Ejecutivo unitario” e implica que incluso el Departamento de Justicia quede bajo el control del presidente. El documento también califica al FBI de “organización inflada, arrogante y cada vez más ilegal” y exige reformas drásticas de esta agencia federal. También propone eliminar el Departamento de Educación.
La idea del despido masivo de funcionarios resuena especialmente con las declaraciones que hizo Trump en una entrevista concedida a la revista Time el pasado mes de abril. El expresidente avisaba de que hay trabajadores del Gobierno “que están protegidos y no deberían estarlo”. Para solucionarlo, si Trump es reelegido, pretende restablecer la orden ejecutiva Schedule F, que permite al presidente despedir a cualquier funcionario del Gobierno. Esto, por ejemplo, abriría la puerta a que Trump pudiera echar a aquellos funcionarios del Departamento de Justicia que se negaran a acatar sus órdenes.
La posibilidad adquiere un barniz más oscuro si se tiene en cuenta que Trump prometió perseguir a sus “enemigos políticos” si es reelegido, y para llevarlo a cabo podría servirse del aparato judicial. Muchos de los planes de Trump acabaron frustrados durante su primer mandato porque no contaba con la estructura que tiene ahora. Cuando en 2016 llegó al poder, el Partido Republicano aún no estaba bajo su control, ahora sí. Con la purga del funcionariado, el expresidente se aseguraría de estar rodeado de un equipo preparado para desplegar su agenda sin ponerle pegas.
A pesar de que muchos de los apartados del Project 2025 coinciden con la agenda del republicano, Trump ha negado en reiteradas ocasiones tener cualquier tipo de relación con la plataforma.
“No sé nada sobre Project 2025. No tengo idea de quién está detrás de esto. No estoy de acuerdo con algunas de las cosas que están diciendo y algunas son absolutamente ridículas y abominables”, escribía Trump en Truth Social a principios de mes, cuando poco antes de que se celebrara la Convención, muchos demócratas empezaron a señalar la relación entre el magnate y la plataforma.
Trump clamaba no tener idea de quién estaba detrás del proyecto, pero resulta que el expresidente conoce muy bien a buena parte de los integrantes. Para empezar, Paul Dans, el hasta ahora director de Project 2025. Dans, que trabajó para Trump durante su presidencia, anunció este martes que dejaba su puesto al frente de Project 2025 y se desvinculaba de la Heritage Foundation después de las duras críticas que ha hecho el expresidente en contra de la plataforma. Aparte de Dans, la CNN hizo un recuento en el que encontró hasta 140 personas implicadas en el proyecto y que anteriormente habían trabajado bajo la administración Trump.
La primera promesa que presenta el Project 2025 es “devolver la familia al centro de la vida americana”. Se trata de la idea de instaurar la familia tradicional, ya que el mismo texto apunta como problema que el “40% de los niños [en el país] nacen de madres solteras”. Para poner fin a la “crisis” del modelo de familia –lo cual debe ser la “auténtica prioridad de las políticas” del presidente– se aboga por eliminar los términos de “orientación sexual e identidad de género, igualdad de género, aborto, derechos reproductivos” y similares. Se propone borrar del currículum escolar todo aquello relacionado con la educación sexual y la identidad racial, utilizando términos como el de “ideología de género”, el cual repite la extrema derecha a lo ancho del globo para atacar las políticas de igualdad.
“Toda amenaza a la estabilidad de la familia debe ser confrontada”, sostiene el documento. Esta premisa pasa por eliminar los derechos de los niños y niñas trans, sobre los cuales se hace especial hincapié relacionándolos con la “pornografía” y el “abuso de menores”. “La decisión Dobbs solo es el principio”, asegura el texto, en referencia a la derogación de la sentencia que protegía el derecho al aborto. El documento sugiere que el Departamento de Salud debería “mantener una definición de matrimonio y familia basada en la Biblia y reforzada por las ciencias sociales”.
En los últimos meses, y así como se ha demostrado que será una cuestión clave el próximo 5 de noviembre, Trump ha moderado su postura respecto al aborto. El pasado mes de abril evitó decir si apoyaría una prohibición de la interrupción del embarazo a nivel nacional y ahora dice que se trata de una decisión que depende de cada Estado. El programa del partido aprobado durante la Convención Republicana, y que marca las líneas generales del futuro Gobierno conservador, solo menciona la palabra “aborto” una vez. En sintonía con el expresidente, dice que las leyes sobre la interrupción del embarazo deben dejarse en manos de cada Estado. Tampoco menciona medidas contra la distribución del medicamento para abortar, la mifepristona, otro caballo de batalla de la agenda ultraconservadora que quiere impedir que las mujeres puedan abortar en sus casas.
El pasado 26 de julio, durante una reunión con religiosos conservadores, Trump aseguró que tenían que salir a votarlo estas elecciones para no necesitar hacerlo más. “En cuatro años no vais a tener que volver a votar. Lo habremos arreglado tan bien, que no tendréis que votar”, prometía el expresidente en medio de un discurso en el que aseguraba que defendería los intereses de los cristianos conservadores ante la amenaza de la izquierda. En el documento de Project 2025 también se replica este lenguaje de la guerra contra lo “woke”.
En una entrevista reciente en el podcast de Steve Bannon, el presidente de la Heritage Foundation, Kevin Roberts, aludía a Project 2025: “Por primera vez en la historia del movimiento conservador en este país estamos tan organizados como ellos [la izquierda]. Lo que estamos construyendo aquí no es solo para 2025, es para el próximo siglo en EEUU”. A lo que añadía: “Quiero ser parte de lo que yo llamo la segunda revolución americana, que se producirá sin sangre si la izquierda lo permite”. El eco de esta frase también se encuentra en el aviso que hizo Trump durante un mitin en Ohio en el que dijo que amenazaba con “un baño de sangre” si no ganaba las elecciones este año.
El Project 2025, como el mismo presidente de la Heritage Foundation señalaba, es la punta del iceberg del movimiento ultraconservador que está coordinado y preparado para actuar. También es la culminación de años de trabajo de guerra cultural en la que el ala conservadora de Estados Unidos se ha empeñado en identificar a las élites con el movimiento de izquierdas. Esto se ha visto con el comité del Congreso dirigido por los republicanos que se ha dedicado a perseguir a las universidades donde ha habido acampadas propalestinas y que ha puesto en el punto de mira la libertad de cátedra.
La presidenta del comité, Virginia Foxx, dijo durante una de las audiencias que las universidades han promovido “ideologías”, como el antirracismo o el anticolonialismo, que configuran un “sistema de valores absolutamente extraño para el 99% de los estadounidenses”. O como lo define Project 2025: “Hoy en día, casi todos los presidentes de las principales universidades de EEUU o los gerentes de fondos de cobertura de Wall Street tienen más cosas en común con un jefe de Estado socialista europeo que con los padres en un partido de fútbol americano de una escuela secundaria en Waco, Texas”.
Esta afirmación va incluida en la tercera promesa del programa ultraconservador del think tank: defender la soberanía del país y la frontera. El texto dibuja la inmigración como una amenaza a la misma soberanía. Para justificar las políticas xenófobas, el texto cita algunos de los conceptos del teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, un pastor disidente del régimen nazi y que murió ahorcado en un campo de concentración.
El documento, que también defiende mayores políticas proteccionistas ante China, propone aumentar la financiación para construir el muro en la frontera con México. También pide eliminar los visados para víctimas de delitos y trata de personas. En el discurso del cierre de la Convención Republicana, Trump fue muy claro y prometió “la mayor deportación en la historia” de EEUU.