El goteo de cierre de negocios ha sido una constante en los últimos ocho años, en los que el comercio ha perdido casi 75.000 autónomos , en un declive que comenzó antes de que estallara la crisis financiera y que está borrando del mapa de las grandes ciudades los negocios familiares. Desaparecen devorados por los nuevos modelos de consumo y las grandes marcas y asfixiadas por el aumento de costes, la subida de impuestos y la multiplicación de las trabas burocráticas. Los negocios que resisten aseguran que el pago de impuestos no da tregua. Uno de ellos es LUI, una firma textil cordobesa, de las de toda la vida. «Estamos todo el día pagando impuestos. Se lo llevan todo», relata...
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