Los Juegos Olímpicos son también sangre, sudor y lágrimas. La sangre que dejó
Alcaraz en lo que es, seguramente, el mejor partido de tenis del mundo frente a un impresionante Djokovic. El sudor que la pareja
Sorribes-Bucsa derramó para lograr un bronce histórico o el del boxeador Reyes Pla que debió soportar a un impresentable rival. Y las lágrimas de una
Carolina Marín destrozada tras una lesión de rodilla en el peor momento. Las muestras de solidaridad con la campeona española de bádminton hicieron estallar en las redes un sentimiento de orgullo compartido.
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