Remco Evenepoel llega a la meta de Trocadero, frena y se baja de la bicicleta para celebrar su victoria y componer una imagen que resume lo que acaba de lograr. Con la Torre Eiffel a sus espaldas, el belga se acaba de convertir en el primer ciclista en alcanzar el doblete olímpico , el único que ha sido capaz de ganar primero la crono y después la prueba en ruta. Ni el pinchazo sufrido a falta de tres kilómetros para la llegada y que puso de los nervios al belga, que pedía constantemente referencias al cámara de televisión, evitaron un triunfo incontestable del corredor que quizá ayer no era el más fuerte, pero sí el más listo. Porque los 273 kilómetros de la ruta olímpica eran un problema a resolver de principio a fin. Con equipos de cuatro corredores como máximo –tres en el caso de España– y sin pinganillos, había que leer muy bien la carrera, coordinarse muy bien, elegir de forma acertada las tácticas y los momentos para atacar. Todo eso con el añadido de un circuito final muy 'ratonero' al que había que dar tres vueltas y donde la subida a Montmartre debía ser juez. Con estos elementos Bélgica era la selección favorita y además supo trabajar en grupo. ¿El resultado? Segundo oro en unos Juegos ya inolvidables para su ciclismo. Ellos contaban con dos bazas a la victoria como Evenepoel y Van Aert , y dos grandes corredores como Stuyven y Benoot que no dudaron en aceptar su papel de gregarios y se pegaron una paliza en favor del colectivo. Esa fue la clave para que Evenepoel ganara su segundo oro. Porque tras más de 200 kilómetros por los alrededores de París, en la primera ascensión a Montmartre se confirmó quién era el ciclista a batir. Mathieu Van der Poel había estado escondido durante el Tour y había renunciado a competir en BTT porque quería unir el oro olímpico a su maillot arcoíris. Soltó un latigazo de los suyos pero a su rueda se soldó un Wout Van Aert con muy buenas piernas. Y la carrera cambió. Porque de haberse ido solo Van der Poel, el nieto de Poulidor habría enganchado con un grupo que marchaba delante y ya nadie le habría parado. Pero Van Aert ejerció de freno, ambos fueron alcanzados y el más listo de la clase aprovechó para atacar. Ante el poderío de Van der Poel era mejor anticiparse, estar por delante y esperar acontecimientos con ventaja. Es lo que hizo Evenepoel, un movimiento perfecto que le llevó hacia el oro. Porque a partir de ese momento, mientras él alcanzaba a los ciclistas que estaban delante hasta ponerse en cabeza y abrir una ventaja de 40 segundos, sus compañeros eran sombras para cualquier corredor que buscara el contraataque. Volvió a intentarlo Van der Poel en el segundo ascenso a Montmartre y se repitió la historia. Solo le pudo seguir un Van Aert al que Evenepoel le debe una parte de su medalla de oro. Van Aert ha perdido el toque, el camino hacia la victoria, pero sigue siendo un excepcional ciclista capaz de aguantar al mejor Van der Poel . que agachó la cabeza tras ese segundo intento. Asumió que no iba a ser campeón olímpico y el brillo del oro marcó el camino de Evenepoel, que descolgó uno a uno a sus compañeros de fuga. El último, un Valentin Madouas que encontró el premio de la plata. Ni el pinchazo ni los nervios de última hora cambiaron el desenlace de la carrera, ese triunfo para la historia de Evenepoel que alegró a toda Bélgica menos al patrón de su equipo, el veterano Patrick Lefevre , que, el jefe del Soudal que ya evidenció su malestar al tener que abonar un plus económico a su corredor por ser campeón sin lucir los colores de su equipo. Ahora mismo, Evenepoel es doble campeón olímpico y campeón mundial contra el crono, además de tercero en el Tour de Francia que acabó hace un par se semanas en Niza. Y todo después de aquella caída en la Vuelta al País Vasco en la que se rompió la clavícula y se perdió las clásicas de las Ardenas. Pero el belga se recuperó y se centró en preparar la siguiente fase de la temporada, algo que hizo a conciencia. Y aquí están los resultados. Aquel chaval que quería ser futbolista, que se formó en la cantera del Anderlecht , que probó con el PSV y que estuvo a punto de firmar su primer contrato con el Malinas, es a los 24 años uno de los grandes triunfadores de los Juegos de París. En cuanto a los corredores españoles, tuvieron muy poco protagonismo en la cita en ruta. En realidad, el ciclismo español ha pasado muy desapercibido por estos Juegos de París . Ni Ayuso , ni Aranburu ni Lazkano estuvieron en los principales movimientos de la carrera, no apostaron por entrar en alguna de las escapadas y tampoco tuvieron las piernas necesarias para estar en los ataques que hubo en el circuito final. Apenas un par de intentos de Oier Lazkano y Ayuso en la vuelta final, cuando la carrera ya estaba prácticamente resuelta, y un 18º lugar de Aranburu como mejor clasificado, demasiado poco para lo que se esperaba.