El obispo de Puntarenas, monseñor Óscar Fernández Guillén, hizo un ferviente llamado a que la comunidad de la Iglesia católica en el país “diga no a la violencia, no a la mentira, no a la corrupción y no a la depravación”. Este fue parte del mensaje del sacerdote durante la homilía de este viernes 2 de agosto en la explanada de la basílica de Los Ángeles, en Cartago.
Fernández lamentó que la sociedad no está enseñando a los costarricenses a tener una relación de amor fraterno con sus semejantes sino que, al contrario, las personas ceden ante la cólera, el enojo y la ira.
“No somos educados para eso, somos violentos, somos agresivos, solo el espíritu nos puede infundir la vida de Cristo, el Pastor que da la vida por los demás. Jesús dice ‘el que quiera venirse conmigo, niéguese a sí mismo’, nosotros constantemente decimos que no a otras personas, pero hay muchas cosas en nuestras vidas a las que tenemos que decir que no, tanta violencia, tanta mentira, tanta corrupción, tanta depravación. ‘No’, dice nuestro Señor”, explicó el obispo a miles de feligreses en Cartago.
La celebración de este 2 de agosto tuvo un significado especial, ya que el próximo 23 de setiembre se cumplirán los 200 años desde que la Asamblea Constituyente de Costa Rica declaró a la Virgen de los Ángeles como patrona nacional. En ese contexto, miles de devotos católicos llegaron a la basílica y permanecieron de pie durante tres horas bajo un sol abrazador.
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El obispo de Puntarenas recordó a los feligreses que la violencia no se manifiesta solo mediante la crisis de inseguridad y homicidios que atraviesa Costa Rica, sino también en la vida intrafamiliar y en el comportamiento de las personas en público.
“Jesús en la cruz entregó el espíritu, el espíritu que viene a provocar en nosotros una transformación para una relación fiel con el prójimo, sin ese espíritu no podemos experimentar un amor fraterno para superar tanta violencia. Porque estamos muy violentos, no solamente los que toman el gatillo para matar a otro, estamos muy violentos en nuestra vida intrafamiliar y en la calle”, llamó la atención Fernández.
Asimismo, el sacerdote oriundo de Cartago criticó que la sociedad intenta “desarmar la cruz” y extraer el cristianismo de todos los ámbitos, incluyendo los sectores públicos como la economía y la política.
“Estamos en un momento cultural y ha sido tendencia del ser humano desarmar la cruz de Jesús, es tan fácil quitar un eje y con solo quitarlo ya no hay cruz, y en la cultura contemporánea es muy fuerte esta tendencia de eliminar la relación con el padre. Hay un sector muy grande de la sociedad que ha amputado esta dimensión de nuestro ser, la relación con Dios. Se persigue ese ideal de sacar la relación con Dios de todos los sistemas de la vida social.
“Al amor de Dios no lo echó nada para atrás, ni los gritos de ‘crucifícalo, no tenemos más Dios que el César’. El César de la riqueza, del poderío, de los placeres, de una vida libertina, sin oriente, sin razones para vivir. Queremos una vida sin Dios, una sociedad sin Dios, una economía sin Dios, una política sin Dios, familias sin Dios, personas sin Dios, amputando la relación más trascendente”, dijo Fernández durante la misa, que fue presidida por el obispo de Cartago, Mario Enrique Quirós.
Pese a la tradición, una de las principales ausencias en esta celebración fue la del presidente de la República, Rodrigo Chaves. Tampoco pudo acudir el primer vicepresidente, Stephan Brunner, que se encuentra de gira diplomática por Asia en sustitución del mandatario. La representación de Casa Presidencial la asumió la segunda vicepresidenta y ministra de Salud, Mary Munive.
Algunos jerarcas que sí llegaron a la plazoleta de la basílica fueron los ministros Nogui Acosta, de Hacienda; Gerald Campos, de Justicia, y Francisco Gamboa, de Economía. También asistió el presidente del AyA, Juan Manuel Quesada; el ministro de Cultura, Jorge Rodríguez; el jerarca de Agricultura, Víctor Hugo Carvajal; la jerarca del Inamu, Yerlin Zúñiga, y la presidenta del PANI, Kennly Garza.
Por parte de la Asamblea Legislativa se apersonaron los diputados Alejandro Pacheco y Melina Ajoy, de la Unidad Social Cristiana, y Paulina Ramírez, de Liberación Nacional. Junto con ellos se sentó el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Orlando Aguirre, y el alcalde de Cartago, Mario Redondo.