Se ha despertado del sueño, el de compartir dobles olímpicos con Rafael Nadal, uno de sus ídolos e siempre. Y se ha levantado con fuerza Carlos Alcaraz , mucho más entonado que la jornada anterior, en la que hizo doblete en individual contra Roman Safiullin y en ese sentimental cierre de ciclo del balear en la Philippe Chatrier. Contra Tommy Paul (27 años y 13 del mundo) no hay letargos que valgan, aunque lo exprime el estadounidense, y se concede ser el protagonista único y exclusivo para sumar una victoria que lo lleva a las semifinales, a la pelea por las medallas, el objetivo cada vez más cerca (6-3 y 7-6 (7) en dos horas). Se divierte de lo lindo el murciano, también la Reina Letizia, que asiste al partido después de felicitar a Álvaro Martín y a Marta Pérez, medallistas en marcha a primera hora de la mañana. Liberado de la presión y la responsabilidad de ser parte de un dobles irrepetible, Alcaraz levanta el brazo para reclamar la atención, que no está la pista llena pero lo estará como siga en esta progresión hacia todos los Grand Slams. Sobre todo si continúa con este estilo libre y superior que ejerce en solitario contra el estadounidense en el primer set. Puntos de magia, de correr a un remate de Paul y a otro y a otro para acabar superándolo como un revés paralelo impecable. Mano a la oreja. Soy el heredero. Puntos de potencia, cuatro saques directos en dos turnos de servicio. Y al resto, con esa derecha que levanta al personal, el aguijonazo en el sexto juego ante un Paul que corre, golpea también con la misma fuerza y lo obliga a mucho, pero va sobrado este Alcaraz de jueves de cielos descubiertos e ideas despejadas. Intenta Paul quitarle tiempo de reacción metiéndose en la pista para restar. Sabe que se lo deja con un milisegundo para moverse y pensar, atizará alguno de sus golpes que no podrá responder. Le vale para mantenerse en pie en el primer set después de la rotura, pero no frena esta locomotora de rojo y amarillo viene de Murcia y que se sienta en el banquillo con 6-3 en 39 minutos. De tan fácil, el tren entra en parada. Un lío de los suyos que permite crecerse a Paul, que no es nada malo el estadounidense y le da un mordisco a la confianza al ganar un duelo de reveses y una rotura para empezar el segundo capítulo. Se envalentona, que le ha ganado dos veces (Canadá 2022, 6-7 (4), 7-6 (7) y 6-3, y Canadá 2023, 6-3, 4-6 y 6-3), y que juega a saque y red como si estuviera en pista rápida. Hace daño también su derecha, que rivaliza en potencia con la del español, y con la que lo aturde durante sus buenos veinte minutos. Lo lleva para atrás, sin alivio, y mete presión con una bola para el 4-0 que levanta el español porque tiene piernas de 21 años. Sin embargo, Paul no cede, empeñado en complicarle el set y la tarde como le ha hecho en las dos últimas citas aun ganadas por el español: 7-6 (6), 6-7 (0) y 6-3 en Cincinnati 2023 y 5-7, 6-4, 6-2 y 6-2 este año en Wimbledon. Le permite que gane fácil su servicio porque quiere ganar el set con el suyo. La Philippe Chatrier ve la jugada y se levanta con un prolongado «Carlos, Carlos, Carlos», después de bailar la Macarena. Y se enciende el murciano con el apoyo. Es justo esto lo que necesita para volver a arrancar el motor. Al resto, afina el resto y nota el tembleque del estadounidense en el que se apoya para forzar dos bolas de rotura. En la segunda, casi en la lona, arrinconado, se saca una derecha cruzada que atraviesa a Paul. Es un 5-4 por abajo, pero saca él. Se ha acabado el despiste. Gana en blanco su siguiente juego esto está empatado, pero con el cambio de dinámica que lo favorece. Aún tendrá que empeñarse el ganador en esta pista hace dos meses, pero en el tie break aprieta el acelerador, que tiene todavía dos partidos por delante en esta semana para atrapar ese oro que todo el mundo da por hecho, pero que Paul quiere empañar con su dominio con la derecha. Tanto como para levantar una bola de partido y obligar a Alcaraz a solventar una bola de set. Con sufrimiento y alguna floritura de más, Alcaraz doblega al resistente Paul, que le ha exigido mucho en este choque con el que consigue, no obstante, levantar al personal, ganar adeptos y, justo antes de que empiece a llover, poner un pie en ese objetivo con el que llegó a París por segunda vez en un mes: luchar por una medalla olímpica en su primera aventura en este torneo. La cuatricampeona de Roland Garros Iga Swiatek se vio sorprendida en semifinales por la china Qinwen Zheng, que la superó por 6-2 y 7-5 apartándola de la lucha por las medallas y de su pista fetiche. La polaca no perdía aquí desde 2021 en los que había encadenado 25 triunfos.
