Álvaro Martín ya tiene medallas en todos los campeonatos. Es múltiple campeón de Europa, es doble campeón del mundo... Y bronce olímpico en un escenario extraordinario, a los pies de la Torre Eiffel.
Un rato antes de empezar, el cielo pareció que se caía sobre París. La lluvia caía con fuerza, con rabia, y retumbó un trueno que pareció partir la ciudad. Se retrasó el comienzo media hora. El día para los atletas había empezado hacía mucho y la espera se hacía eterna. A las 4 de la mañana, el despertador y el desayuno. A la cinco, rumbo a la gloria; a las 5:30, ya en el escenario, dos horas antes del comienzo, que finalmente resultaron ser dos horas y media.
Pero la tormenta paró. Los tres españoles, Álvaro Martín, Diego García y Paul McGrath, son los primeros en ir a la salida. Son las 7:51 y lo que retumba es el sonido de los golpes en las piernas para activarse, los estiramientos para soltar músculos.
Álvaro, dorsal 33, está tranquilo, pasito para adelante y pasito para atrás. Se toca el pelo. Aplauden todos los marchadores cuando anuncian que la prueba va a comenzar, y cuando presentan al extremeño, el dedo a la sien primero y al corazón después.
Los nervios empiezan, arranca la prueba y el brasileño Bonfim intenta escaparse ya al primer minuto. No tardan en reagruparse. Y así se quedan durante muchos kilómetros. Nadie se mueve, nadie se escapa. Álvaro nunca va primero, pero siempre está ahí, vigilándolo todo, pendiente, con otros de los favoritos como el sueco Karlstrom y el italiano Massimo Stano. Con su gorra calada, las gafas de sol y mirando el reloj cada vez que pasaba por el avituallamiento, el extremeño está fino. Muy cerca de él McGrath y sus 21 años, y algo más retrasado Diego García.
Nadie quiere dar el paso y es Stano, el campeón olímpico en Tokio, el que mete los cambios de ritmo. La prueba es lenta, pero Karlstrom cede a los 13 kilómetros. La selección definitiva se está haciendo con Bonfim, los ecuatorianos Pintado y Hurtado, los japoneses Ikeda y Koga, el sorprendente etíope Wakuma y dos españoles, Álvaro y McGrath, fantástico.
Ya está todo lanzado cuando quedan tres kilómetros. Por primera vez se baja de cuatro minutos el kilómetro. Hay un gran grupo de seguidores españoles que agitan las banderas. Bonfim vuelve a apretar y ya se hace la selección definitiva. Quedan tres kilómetros y cuatro atletas: el brasileño, Pintado, Stano y Martín, que cierra el grupo, que se le ve por primera vez con problemas. Stano se tuerce el tobillo y cede terreno, mientras Bonfim comienza a tener problemas de sanciones pero resiste. El cambio de Pintado es definitivo en el último kilómetro. Álvaro tiene el rostro descompuesto, pero aprieta los dientes para colgarse el bronce. Por detrás venía amenazando Stano, que se recompuso. España gana una medalla en marcha en unos Juegos en atletismo 20 años después.