El sueño de acabó. Los estadounidenses Krajicek y Ram acabaron con la pareja que forman Carlos Alcaraz y Rafa Nadal en los Juegos Olímpicos (6-2 y 6-4), el dúo más querido, una de las sensaciones del torneo. Pero la realidad pudo más que el deseo y la derrota tiene otra consecuencia: Nadal no volverá a disputar unos Juegos Olímpicos.
El balear no quiere hablar de momento sobre su futuro más inmediato, pero algo que está claro es que a Los Ángeles 2028, la próxima cita olímpica, no va a llegar. Dice adiós Rafa a los Juegos con un palmarés envidiable: el oro individual en 2008, en Pekín, tras vencer en la final a Fernando González y, sobre todo, a Djokovic en semifinales en un partido épico; y el oro en dobles en Río 2016, junto con su amigo y ahora entrenador Marc López. Esta su única participación en la que se va en blanco, ya que a Londres 2012 no pudo ir por una lesión en la rodilla, cuando iba a ser el abanderado; y a Tokio 2020 tampoco acudió. De París, eso sí, se marcha con el momento único de haber tenido un peso importante en la ceremonia inaugural.
Fue un querer y no poder el partido, especialmente para Carlos Alcaraz. No fue cansancio del murciano por el encuentro de individual acabado menos de tres horas antes, simplemente no se encontró cómodo y falló algunos tiros que no suele. Es verdad que él está menos acostumbrado que Nadal a disputar dobles (llevaba años sin hacerlo), pero el manacorense también lleva un par de temporadas casi sin poder jugar, en general. El ejemplo claro de que Carlos lo estaba pasando mal fueron las dos dobles faltas seguidas que llevaron al 5-2 en un primer parcial que ya se puso imposible.
Había empezado todo mal con la rotura de saque a Nadal en el primer juego. Krajicek y Ram parecían jugar a otro deporte en ese comienzo. Son dos buenos doblistas y estaban en su escenario. Hay que ser rápido de manos y tener mucha coordinación. Presumían de las dos cosas y sólo cuando el set estaba con ese 5-2 concedieron una pelota de rotura, que además salvaron. La esperanza de España estaba en restar, restar y restar. Por momentos parecía que estaban jugando a las palas cántabras en lugar del al tenis, pues los estadounidenses ganaban fácil la red y empezaba el frontón, el intento de passing, la mayoría de las veces frustrado.
Carlos, que en individual es uno de los mejores del circuito restando, no conseguía hacer daño esta vez. Con cada error se lamentaba y Nadal le intentaba dar ánimos todo el rato. “No pasa nada, venga”, le repetía antes de darle la mano. El dúo americano no se cortaba en buscar tiros fuertes al cuerpo y pronto los dos españoles quedaron marcados de tierra en su ropa porque se habían tenido que ir al suelo tras apartarse para volear y que no les arrancaran la cabeza.
Mientras que Krajicek y Ram fluían, Carlos y Rafa sufrían casi cada vez al servicio. Pero como dicen los propios tenistas, se trata de seguir dándose oportunidades, y si se iban solucionando los saques y el set se mantenía apretado, la opción de break podría llegar.
Sólo lo hizo al final, a la desesperada. Mira que el público lo intentó. Cada amago de reacción de Nadal y Alcaraz, por pequeña que fuera, llevaba el júbilo a la Philippe Chatrier. Un resto directo del zurdo, 0-15, y griterío ensordecedor, agudizado porque estaba el techo cerrado.
La rotura decisiva la sufrió Alcaraz, además en blanco, con una última pelota dudosa que los dos jugadores españoles estuvieron un rato debatiendo con la juez de silla. No había marcha atrás.
Todavía aguantó un poco más el encuentro, pero la remontada no llegó, por mucho entusiasmo que pusieran los aficionados, espoleados por Nadal, por ejemplo, con el 0-15 por una doble falta de Kracijek en el último juego del encuentro, o por el 15-30, en otro punto en el que él llevó el mando. O por el 15-40 tras un resto directo de Alcaraz, por fin. Rafa intentó levantar a Carlos y al estadio. "Oé, Oé, Oé", coreó la central de Roland Garros. Hasta tres oportunidades de rotura tuvo España, pero el milagro no llegó.
Aquí termina la pareja "Nadalcaraz". El murciano se fue más directo al vestuario. El manacorense se fue un poco al centro de la pista y respondía a los aplausos con un adiós. ¿Volverá a pisar esa pista para competir en el próximo Roland Garros? Quién sabe. A lo que regresará es a unos Juegos. Hasta siempre.