Con rapidez, el fujimorismo ha empaquetado el fraude venezolano con la elección del 2021, en la que Keiko perdió ante el profesor Pedro Castillo, quien terminó abruptamente su período electoral por golpista y desaprensivo.
Es un golpe comunicacional el que buscan. Jalan agua para su molino aprovechando las tristes circunstancias en las que se desenvuelve el proceso electoral fraudulento en el hermano país llanero. Pretenden reescribir la historia, poniendo distancia ideológica de lo que ha sido su modelo prebendario y populista. ¿O hay algo más cercano a los Fujimori y Maduro que el táper, el cuarto de pollo y el vale de comida? Maduro, como Alberto Fujimori, está jugando al límite de la paciencia de la gente. Las manifestaciones de Caracas hacen recordar las masivas protestas en Lima, con personas subidas en las rejas de Palacio, clamando por el fin del fujimorismo, el cese de la persecución política ordenada por los esbirros del Gobierno y la convocatoria a elecciones libres y limpias.
No hay forma de evitar la asociación del chavismo y el fujimorismo porque se trata de autocracias que, además, construyen la imagen de un conductor irreemplazable, cuyo destino está directamente asociado al del pueblo que lo sigue. Este conductor, no obstante, en algún punto de la historia muestra que tiene los pies de barro. La caída de Fujimori, perseguido por las pruebas de corrupción que iban dándose a conocer, tendría que ser una señal de lo que se viene en el futuro próximo de Nicolás Maduro. También en Venezuela se ha revelado una red de corrupción que abarca a altos funcionarios públicos y a la multimillonaria industria del petróleo estatal. Acá el robo sistemático de Fujimori y sus coacusados alcanzó cifras estratosféricas, pero son incomparables para una economía petrolera y un Estado rentista.
Aislado internacionalmente, como Fujimori, ha propiciado una represión interna que subleva y unifica más a los opositores. Mantengamos los ojos puestos en Venezuela y la solidaridad militante con el pueblo. Hasta la derrota final de los usurpadores.