Las elecciones en Estados Unidos siempre generan un espectáculo interesante, y el actual ciclo electoral no es la excepción. En pocas semanas, hemos visto a Joe Biden, el presidente y candidato demócrata, perder su ventaja inicial en las encuestas debido a preocupaciones sobre su edad. Donald Trump, el candidato republicano, sobrevivió un intento de asesinato, lo que aumentó su popularidad incluso entre mucho de sus detractores. En el triunfalismo de la Convención Republicana, Trump eligió al Senador republicano JD Vance como su candidato a Vicepresidente.
Esta elección fue muy controversial, y Vance se ha considerado una de las selecciones menos populares en la historia reciente. Finalmente, Joe Biden se retiró de su candidatura, posicionando a Kamala Harris como la virtual nueva candidata demócrata a la presidencia y cambiando el ambiente derrotista de los demócratas a un triunfalismo de que es posible derrotar a Trump.
México ha sido un tema recurrente en las campañas, especialmente señalado por Trump por temas de narcotráfico y no hacer suficiente para detener la migración ilegal. Incluso entre los demócratas se ha criticado la relación de seguridad bilateral. Esta elección promete más cambios y giros, pero, ¿qué podemos esperar en términos de la relación económica entre ambos países dependiendo del candidato electo?
Vale la pena revisar desde George W. Bush hasta Joe Biden, los efectos de cada administración y el efecto en la economía mexicana, con las políticas que reflejan la afiliación partidista y los enfoques políticos de cada presidente.
La Era de George W. Bush
Durante la administración de Bush, la relación entre México y Estados Unidos se centró en la continuidad del TLCAN. Los atentados del 11 de septiembre, sin embargo, endurecieron las políticas de comercio y migración, impactando temporalmente la economía mexicana. A pesar de las tensiones, como la negativa de México a apoyar la invasión de Iraq, la inversión estadounidense en México creció, beneficiando principalmente al sector manufacturero. Es posible que el principal efecto negativo de esa era fue la eliminación del veto de México al ingreso de China en la OMC. Si bien el efecto del ingreso de China ha sido positivo a nivel mundial, ambos países compitieron por la misma inversión y México resultó ser el perdedor.
El Gobierno de Barack Obama
La presidencia de Obama se caracterizó por una fase de estabilidad y cooperación, destacándose la Iniciativa Mérida que, a pesar de su enfoque en seguridad, también incluyó componentes económicos importantes. Obama buscó profundizar la integración económica, fomentando el intercambio tecnológico y la inversión en energía y educación, fortaleciendo así los lazos comerciales bajo el marco del TLCAN.
Donald Trump y un Cambio de Ruta
Con Trump, la relación tomó un giro dramático. Su enfoque en renegociar el TLCAN, resultando en el T-MEC, y su retórica sobre la construcción de un muro fronterizo crearon incertidumbre económica. Aunque el T-MEC buscó modernizar la relación comercial, las políticas iniciales proteccionistas de Trump causaron volatilidad en el peso mexicano y preocupación en sectores clave como el automotriz y el agrícola. Quizá el mejor efecto secundario fue el Nearshoring por el rompimiento de la estabilidad comercial entre China y Estados Unidos.
Joe Biden y el Regreso a la Cooperación
Biden ha marcado un retorno a un enfoque más tradicional hacia México, enfocándose en la cooperación multilateral y el desarrollo económico. Sus políticas han buscado fortalecer la integración económica a través de inversiones en infraestructura y tecnología, así como en la gestión de desafíos transfronterizos significativos como la migración y el cambio climático.
Perspectivas Futuras
Con las elecciones en curso, la principal pregunta es cómo se definirá la futura relación económica entre México y EE.UU. Si bien Trump ha introducido cambios significativos, manteniendo una retórica proteccionista, los fundamentos del comercio bilateral han permanecido. Con Kamala Harris potencialmente al mando, se anticipa que la relación bilateral se mantendrá estable, siguiendo una línea similar a la de administraciones anteriores, con la excepción de la era Trump. No obstante, temas como el narcotráfico y la migración podrían volver a dominar la agenda, influenciando la estabilidad y la percepción de la relación.
Cada administración ha dejado su marca en la relación bilateral, y el resultado de estas elecciones podría significar un nuevo capítulo en la compleja dinámica entre México y Estados Unidos. La clave será observar cómo los próximos líderes políticos balancearán los desafíos y oportunidades para fomentar un entorno de cooperación y progreso económico mutuo.
El autor es economista y Director de Programa para la Licenciatura en Finanzas de la Escuela de Negocios del ITESM Campus Monterrey.
Correo: rfenton@tec.mx