El idioma no es una barrera cuando de idiomas se trata. La Comunidad de Madrid ha llevado a la cifra de 65 el abanico de las lenguas en que los trabajadores de la sanidad pública pueden interactuar con el paciente. Prácticamente todo el mundo al otro lado del teléfono. La traducción simultánea se impone, pues, como una herramienta médica de primera necesidad en todas las fases del proceso clínico . Se trata de una prestación gratuita y disponible 24 horas y los 365 días del año. Esta herramienta entró en funcionamiento en 2009 a través del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) y, junto al lógico derribo de los muros de la comunicación, incide en que comprensión del diagnóstico sea las más fiel y se evite, en la medida de lo posible, cualquier preocupación del paciente por falta de información sanitaria. O por un matiz mal entendido. Este servicio de traducción también atañe a los puntos de atención continuada (PAC), los consultorios locales, las Unidades de Tramitación y las de la red pública de atención primaria (AP). El mecanismo, por su parte, es muy sencillo. El facultativo sólo tiene que marcar un número, y teclear tanto los códigos del centro de salud como del idioma solicitado. Rápidamente, será atendido por intérpretes que cuentan con su debida acreditación. Se produce así una conversación entre tres que facilita la labor del galeno. Y esta ayuda al profesional sanitario no sólo es por poder comunicarse con el paciente, sino que de manera paralela, el médico puede solicitar que los informes clínicos y el resto del historial del paciente pueda ser traducido, lo que redunda en la atención completa no sólo del momento puntual de la consulta, sino en la comprensión completa del currículo clínico del enfermo. Los idiomas que se han añadido a la lista son amhárico, bangla, dari, estonio, lingala, mongol, nepalí, pashto, punjabí, somalí, tacheltit, tagalo, tetum, tigriña, twi y vietnamieta junto a tres variedades del árabe (la estándar, la hassania y el magrebí). Esta aportación se une a un catálogo lingüístico en los 46 idiomas en que ya se ofertaba esta herramienta: albanés, alemán, armenio, bambara, bereber, bosnio, búlgaro, catalán, checo, chino cantonés, chino mandarín, coreano, danés, eslovaco, esloveno, euskera, finés, francés estándar, gallego, georgiano, griego, hindi, húngaro, inglés estándar, italiano, japonés, lituano, manding, neerlandés, noruego, persa, polaco, portugués, pular, rumano, ruso, serbio, soninké, sueco, tailandés, taiwanés, turco, ucraniano, urdu y wolof. Todo este esfuerzo idiomático se explica por razón del cambio en la configuración de la población extranjera empadronada en la región. Según datos procedentes del Observatorio de Inmigración, centro de estudios y datos de la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, un 15% de quienes habitan la comunidad son oriundos de otras naciones. Y si bien gran parte de los inmigrantes tienen el español como lengua materna, los rumanos suponen un 17,6% con más de 183.000 personas. Marruecos, por su parte, constituye el otro gran bloque con 83.000 individuos, un 8%. China es el tercer país en liza, más de 65.400 residentes que conforman el 6,3%.