Kamala Harris ha entrado en una tarea contra reloj para reintroducirse ante Estados Unidos, cuando faltan solo 100 días para la elección más importante de su vida. El cargo más importante que ha ocupado esta mujer que ahora aspira a encabezar la cruzada para evitar el retorno de Donald Trump al poder, es el de vicepresidenta. Desde el anuncio de la retirada de Joe Biden como candidato hace una semana, Harris ha logrado recaudar 200 millones de dólares en una semana y reunir a un ejército de 170.000 voluntarios; además, su maltrecha popularidad ha subido ocho puntos.
Nacida en Oakland, California hace casi sesenta años, Kamala Devi Harris es una fiscal de mano dura convertida en política en uno de los estados más progresistas del país. Sus raíces indias y afroamericanas han hecho de su figura un icono de los avances políticos de EEUU, aunque a menudo sus críticos intentan minimizar su historia de vida haciendo eco de comodidades con las que creció.
Sin embargo, Kamala siempre ha intentado que su carrera hable por ella. En 1982 se matriculó en la Universidad Howard, una institución históricamente negra en el corazón de Washington DC. Allí, se unió a Alpha Kappa Alpha, la hermandad negra más antigua del país, y obtuvo una licenciatura en Ciencias Políticas y Economía.
Después de la universidad, Harris regresó a su estado natal y asistió a la facultad de Derecho, en la Universidad de California Hastings. Contrario al deseo de familiares y amigos, se preparó para ser fiscal. Ese trabajo le tomaría tres décadas de su vida, años en los que sirvió como fiscal adjunta del distrito en el condado de Alameda de Oakland, antes de ser elegida en 2004 como fiscal del distrito de San Francisco.
En 2011, Harris logró el primer gran hito de su carrera: se convirtió en la primera afroamericana, la primera mujer y la primera asiática americana en ser elegida fiscal general de California. Durante su tiempo en este cargo, Harris conoció y se hizo amiga del hijo mayor de Biden, Beau, quien también fue fiscal general de Delaware.
El historial de Harris como fiscal, y luego como la principal funcionaria de cumplimiento de la ley de California, fue objeto de escrutinio durante su campaña presidencial de 2020, con activistas progresistas y defensores de la ley cuestionando varias decisiones que tomó en el cargo, incluida su postura contra la pena de muerte. Aunque sus rivales republicanos la muestren como una «radical», lo cierto es que la hoy vicepresidenta es vista por una gran parte del círculo demócrata como echada hacia la derecha.
El amor llegó a su vida cuando aceptó una cita a ciegas con Doug Emhoff, con quien en 2014 terminaría casándose. Es madrastra de los hijos de su esposo. En 2015, Harris lanzó una campaña para el Senado de EEUU, compitiendo para reemplazar a la senadora de California de larga data, Barbara Boxer. Tanto el expresidente Obama como el entonces vicepresidente Biden le apoyaron en esa batalla.
Su triunfo legislativo coincidió con el de Donald Trump en las presidenciales del año 2016, algo que más tarde describiría como «surrealista». Al saber que el republicano había ganado a Hilary Clinton, Harris ha contado que abandonó el discurso que originalmente escribió bajo la suposición de que el país elegiría a su primera presidenta, y en su lugar instó a los seguidores «a comprometerse a unir a nuestro país».
Durante su tiempo en el Senado de EEUU, Harris sirvió en los Comités Judicial y de Inteligencia. A pesar de las tensiones en las primarias demócratas de 2019, Biden la terminó escogiendo como su vicepresidenta cuando derrotó a Trump. El mandatario de 81 años que ahora le pasó la antorcha ha defendido en varias oportunidades esa decisión como «la mejor que he tomado». Pero el historial Harris en el cargo es, cuanto menos, mixto. Por un lado ha sido clave para los proyectos legislativos de Biden, estableciendo un nuevo récord por la mayor cantidad de votos de desempate emitidos por una vicepresidenta.
En inmigración, uno de los temas que más se le cuestiona luego de que no se lograran bajar los cruces irregulares por la frontera con México cuando en 2021 se le asignó esa tarea, ella lideró una iniciativa público-privada dedicada a la creación de empleos locales y otras medidas para frenar el flujo de migración masiva. A través de ella ha generado más de 5.200 millones de dólares desde su lanzamiento en 2021, y sus socios incluyen a más de 50 empresas y organizaciones que se han comprometido a apoyar el crecimiento económico de Centroamérica.
Quizá su perfil más elevado ha estado alrededor de dos temas: aborto y armas. Desde la prohibición de Roe vs. Wade, la ley que garantizaba el acceso al aborto en el país, Harris ha emprendido viajes por varias clínicas del país hablando sobre la importancia de asegurar los derechos reproductivos. También ha sido la responsable de la Oficina para la Prevención de la Violencia Armada, creada por la Casa Blanca en 2023. Kamala Harris tendrá que escuchar en estas semanas que no es apta para el cargo y que le cayó casi por casualidad, en una suerte de coronación de última hora. Pero como ella misma ha dicho antes, es su responsabilidad probar a esos críticos que tiene lo necesario para hacer el trabajo.