Prácticamente desde que aparecieron los primeros teléfonos móviles, con teclado e internet, aumentaron los pacientes con dolores agudos en las manos, tendinitis de De Quervain y neuralgia del nervio cubital. Luego, el cuello de texto y el meñique del celular.
La mayoría son jóvenes que se quejan de dolor en los pulgares, las manos, los codos, la parte superior de la espalda y el cuello. Dolores tan intensos que les impiden realizar sus labores y ameritan tratamientos complicados, pues no se alivian con una compresa fría o un analgésico de venta libre.
Es frecuente que sean escritores asiduos de mensajes de texto, pues pasan varias horas leyendo y redactando mensajes en los teclados compactos de sus teléfonos, que no son aptos para este tipo de actividades. No descansan el cuello, la espalda y las extremidades. La consecuencia es que los músculos, los tendones, las cubiertas tendinosas y las articulaciones se inflaman e inclusive se desgastan.
Una buena parte del problema se origina en sus posiciones extravagantes, también debido a la iluminación. Uno de sus dedos pulgares lo usan para la redacción de mensajes de varias líneas de texto, sin alternar con la otra mano, y con una rapidez de escritura notable, abundante en siglas y errores ortográficos.
No es adecuado sostener el teléfono en la mano con el brazo levantado por largos periodos sin apoyarlo en alguna superficie estable. La moderación es fundamental para dar descanso a las partes del cuerpo que se utilizan intensamente, especialmente a las manos y los ojos. Cuanto más livianos y ergonómicos sean los teléfonos, mejor. Puede resultar de gran ayuda optar por los mensajes de voz y el uso de aplicaciones que atiendan órdenes verbales.
Debido al tiempo prolongado que se pasa ante las pantallas, se termina con fatiga ocular digital temporal, que provoca dolor de cabeza, ardor y visión borrosa. También contribuye a la desconcentración y las alteraciones del sueño, tales como el insomnio y la dificultad para un tiempo y una calidad de sueño óptimos, pues incide en el balance de la melatonina.
La nomofobia es la ansiedad producida por la pérdida o lejanía del teléfono móvil, y las comunicaciones sociales que este hace posibles. Aunque la Organización Mundial de la Salud no la considera una patología mental, se sabe que causa síntomas preocupantes, especialmente en niños y adolescentes, al grado de requerir ayuda de profesionales.
Desde el punto de vista de la salud pública, se justifica la preocupación que genera el aumento de lesiones relacionadas con el uso inadecuado de un dispositivo que se ha vuelto indispensable en la sociedad contemporánea. Aprendamos a sacarle partido sin dañar la salud.
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El autor es médico y docente universitario.
