En el número 47 de la calle de la Marroquina, ramilletes de flores tapizan el túmulo de Alberto Díaz. Junto a las cintas funerarias, globos de colores. El níveo sepulcro con forma de bicicleta alberga el recuerdo de lo que fue –y será– el madrileño: bombero, rescatista y deportista. Aunque no siempre en ese orden. Así lo evoca Teresa Vallejo, miembro de Los Cuatro de la Empanadilla –un grupo altruista de rescatistas de gatos que lleva en activo desde 2016– en conversación con este periódico. «Ya dos años», suspira. El bombero, que en paz descanse, falleció, con tan sólo 45 años, el 25 de julio de 2022 atropellado por un turismo mientras circulaba en una bicicleta del servicio público Bicimad...
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