El mejor engaño del Diablo, y el más poético, es hacernos creer que no existe. Servidor, a fuer de creyente y ávido lector de tebeos y novelas fantásticas cree que hubo un ángel, Lucifer, que se rebeló contra siendo exiliado por éste a los infiernos donde busca la perdición del ser humano y, acaso, espera el perdón divino. Porque el Diablo, no lo olvidemos, antes que nada fue el ángel favorito del Señor. Como sea que comparto la tesis de Papini, que aseguraba que Dios debe querer al Diablo más que a nadie, puesto que estima más al pecador, según reza la parábola del Hijo ...