Todas las sociedades han intentado falsear la antigüedad para satisfacer sus neurosis. Ocurrió en el Renacimiento italiano, en la Revolución Francesa o en la unificación alemana. Incluso la cultura clásica fabuló con un Egipto que nunca existió y Nietzsche , en 'El nacimiento de la tragedia', evidenció de qué manera miramos al pasado para reconstruir los intereses propios. Nos enseñó, por encima de todo, a dudar de Grecia. Los Juegos Olímpicos son un recurso para quienes, con cierta frecuencia, intentan legitimar la especial dignidad del deporte. La interesada conexión que intenta establecerse entre la antigua competición, que tenía una vocación religiosa, social y política, y el espectáculo contemporáneo no es necesariamente espuria. Cuando Protágoras dijo que el hombre es la...
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