Cuando el Gobierno se marca un objetivo hace cuanto sea por alcanzarlo. Al tumbarse la Ley del Suelo por no existir mayoría parlamentaria suficiente para respaldarla, una de las acciones damnificadas fue la derogación de la «golden visa», visado de residencia que se da a los extranjeros que invierten 500.000 euros o más por una vivienda en nuestro país.
Para subsanar el problema, el Gobierno no han tenido mejor idea que añadirle una enmienda a la Ley del Servicio Público de la Justicia, que nada tiene que ver con la cuestión planteada. Da igual, porque el Ejecutivo se ha acostumbrado al decreto ley y a la técnica de meter «morcillas» sobre asuntos que nada tienen que ver con la norma que la transporta.
Y es que no podía permitir el Consejo de Ministros que se mantuviese en vigor una legislación que, según ellos, beneficia a los extranjeros ricos y, además, «dispara el precio de la vivienda». Este último argumento resulta ridículo. Como mucho dispara el precio de la vivienda de lujo, la cual, por desgracia poco accesible a las personas con menos recursos.
Para bajar el precio de los pisos, la mejor fórmula es que se aumente la oferta a precios ventajosos a quienes más lo necesitan. Claro, no han hecho nada en todos estos años y ahora le echan la culpa a los ricos extranjeros por la «golden visa», que apenas representa el 0,5% de la vivienda en España. Una vez más, se trata de puro postureo ideológico, que sólo va a lograr que los adinerados que antes venían a Madrid, Mallorca o Marbella se lleven el dinero a Grecia y otras latitudes.